¿Por qué la Iglesia no puede bendecir parejas homosexuales?

La polémica surge nuevamente por una declaración de los obispos flamencos de Bélgica

Iglesia bendecir parejas homosexuales
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¿Por qué la Iglesia no puede bendecir parejas homosexuales? La polémica sobre esta cuestión ha vuelto a surgir dado que, el 20 de septiembre de 2022, los obispos flamencos de Bélgica difundieron una declaración en la que expresaban “estar pastoralmente cerca de las personas homosexuales: por una Iglesia acogedora que no excluye a nadie”.

El comunicado incluía un modelo para la celebración de la Palabra y una oración en la que puede tomar forma la bendición de las parejas del mismo sexo. Esta es una decisión que contradice las enseñanzas de la Iglesia sobre la homosexualidad y las recientes directrices ofrecidas por la Congregación para la Doctrina de la Fe, que expresamente respondió negativamente a la pregunta sobre si pueden bendecirse las uniones entre personas del mismo sexo.

Para algunos puede resultar contradictorio que la Iglesia reconozca que las personas homosexuales tienen derecho a la orientación y atención pastoral y no bendiga las uniones entre ellas. Pero, como ya comentó el padre Mario Arroyo en un excelente artículo sobre este tema: “Es un asunto de coherencia (…) porque la unión entre dos personas del mismo sexo no es conforme al designio creador de Dios ni a las enseñanzas de Jesucristo”.

En efecto, prosigue, “la doctrina claramente expuesta en Génesis 2 y Mateo 19, no deja lugar a dudas o equívocos, Dios bendice la unión entre un hombre y una mujer abierta a la vida. Otro tipo de uniones no son conformes con el plan de Dios y por lo tanto no son susceptibles de ser bendecidas”.

“El punto es que no se trata de una prescripción en contra de las personas homosexuales, y por lo tanto discriminatoria, sino a favor del designio de Dios sobre la sexualidad y la vida”, clarifica el padre Mario.

En este artículo recordamos la postura de la Iglesia con respecto a la bendición de este tipo de uniones, algo que el cardenal Willem Eijk, arzobispo de Utrecht, Países Bajos, ha vuelto a defender tras la difusión de la declaración de los obispos flamencos de Bélgica.

¿Qué dice la Iglesia sobre la bendición de las uniones homosexuales?

A través de un ‘Responsum ad dubium’, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó el 15 de marzo de 2021, la respuesta a una duda presentada. En este documento se aclara que la Iglesia no tiene el poder para impartir bendiciones a las uniones de personas del mismo sexo y, por tanto, no es lícito impartirlas.

El texto indica que el Papa Francisco fue informado y dio su consentimiento a la publicación de la respuesta y de la nota explicativa que la acompaña y que fue firmada por el prefecto de la Congregación, el cardenal Luis Ladaria, y por el secretario, Mons. Giacomo.

¿Por qué no se pueden bendecir? 3 motivos

En el comentario también ofrecido por la Santa Sede se explica que la ilicitud de las bendiciones a uniones homosexuales responde a un triple orden de motivos, conectados entre sí. El primero viene dado “por la verdad y el valor de las bendiciones”, dado que pertenecen al género de los sacramentales: son “acciones litúrgicas de la Iglesia” que exigen “consonancia de vida con aquello que estos significan y generan”. En consecuencia, “una bendición sobre una relación humana requiere que esta esté ordenada a recibir y expresar el bien que le ha sido pronunciado y donado”.

Así se llega a la segunda razón: “el orden que hace que uno sea apto para recibir el don viene dado por los ‘designios de Dios inscritos en la Creación y revelados plenamente por Cristo Señor’”. Las uniones homosexuales no responden a este designio porque se trata de “relaciones, o parejas estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio”, es decir, “fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta por sí misma a la transmisión de la vida”. Y este es “el caso de las uniones entre personas del mismo sexo”.

Esta consideración, sin embargo, no solo afecta a las parejas homosexuales, sino que “cualquier unión que comporte un ejercicio de la sexualidad fuera del matrimonio es ilícita desde el punto de vista moral, según lo que enseña el ininterrumpido magisterio eclesial”.

El tercer motivo “viene dado por el error, que se induciría fácilmente, de identificar la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo con la de las uniones matrimoniales”. Por la relación que las bendiciones sobre las personas tienen con los sacramentos, la bendición de tales uniones “podría constituir en cierto modo ‘una imitación o una analogía con la bendición nupcial’, impartida al hombre y a la mujer que se unen en el sacramento del Matrimonio. Lo que sería erróneo y engañoso”.


Finalmente, la Congregación para la Doctrina de la Fe establece que esta declaración “no perjudica de ninguna manera la consideración humana y cristiana que la Iglesia tiene de cada persona”, de manera que esta respuesta no excluye que se impartan bendiciones a las personas individuales con inclinaciones homosexuales, que manifiesten la voluntad de vivir en fidelidad a los designios revelados por Dios, así como los propuestos por la enseñanza eclesial”.

Por otro lado, cabe destacar que la cuestión sobre la homosexualidad está resumida en 3 artículos del Catecismo de la Iglesia Católica (2357, 2358 y 2359), en el apartado: “Castidad y homosexualidad”.

Lo sucedido en Bélgica. Respuesta del obispo de Utretch

Tras la difusión de la declaración de los obispos flamencos de Bélgica el cardenal Willem Eijk, arzobispo de Utrecht, Países Bajos, ha escrito un artículo publicado en la Bussola Quotidiana  el 27 de septiembre. En él, volvió a desarrollar los motivos por los que la Iglesia Católica no puede bendecir parejas homosexuales.

El purpurado expuso que los prelados flamencos emitieron la consabida declaración “sobre la base de su interpretación de algunos pasajes de Amoris Laetitia (AL), la exhortación postsinodal emitida por el Papa Francisco” en 2016. Es cierto que en ella se recoge “que toda persona, independientemente de su orientación sexual, debe ser respetada en su dignidad y recibida con respeto” (AL 250) y que el Catecismo de la Iglesia Católica indica que también las personas de orientación homosexual deben ser tratadas con respeto y tener derecho a la atención y orientación pastoral (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 2358-2359).

No obstante, como monseñor Eijik clarifica: “Por discernimiento, sin embargo, en Amoris Laetitia queremos decir que las personas que viven en una relación irregular son guiadas a comprender cuál es la verdad sobre su relación (AL 300). En resumen, que lleguen a comprender que su relación va en contra del orden de creación de Dios y, por lo tanto, es moralmente inaceptable. La integración significa dar a las personas que viven en una relación irregular, en la medida de lo posible, un lugar en la vida de la iglesia. Por supuesto, las personas que tienen una relación sexual con una persona del mismo sexo son bienvenidas en las celebraciones de la Iglesia, aunque no pueden recibir la comunión o participar activamente en la celebración”.

Después el prelado indica que “en la oración comunitaria con motivo de la bendición de las parejas homosexuales, dicen los obispos flamencos, la comunidad reza ‘para que la gracia de Dios obre’ en la pareja homosexual para que puedan cuidarse el uno al otro y a la comunidad en general. No obstante, continúa, “no podemos orar para que la gracia de Dios actúe en una relación que no está en conformidad con su orden de creación”.

“Los obispos flamencos no dicen explícitamente que las relaciones homosexuales sean justificables”, pero, matiza, “incluso la formulación de la oración comunitaria en su modelo litúrgico para la bendición de las parejas homosexuales sugiere que las relaciones entre personas del mismo sexo pueden justificarse moralmente. De hecho, al final reza: ‘Danos la fuerza para caminar con ellos, juntos, tras las huellas de tu Hijo y fortalecidos por el Espíritu’”.

En este sentido, el cardenal recuerda que “la Palabra de Dios contenida en las Escrituras califica de manera inequívoca e innegable las relaciones homosexuales como pecado” y que “como mínimo, en la formulación de oraciones modelo para la pareja gay y para la comunidad, existe el riesgo de que el católico medio, que generalmente sabe muy poco sobre su propia fe, se desvíe y empiece a pensar que las relaciones sexuales duraderas y monógamas entre personas del mismo sexo son moralmente aceptables”.

“Si las parejas homosexuales en relaciones sexuales duraderas y monógamas pueden recibir una bendición, ¿no debería ser posible lo mismo en las relaciones sexuales duraderas y monógamas de un hombre y una mujer, que viven juntos sin estar casados?”, plantea.

En consecuencia, “permitir la bendición de las parejas homosexuales conlleva el gran riesgo de desinflar las bendiciones y socavar la enseñanza de la Iglesia sobre la moralidad del matrimonio y la ética sexual”.

La declaración contradice la respuesta del Vaticano

Por todo ello, el purpurado destaca que “la declaración de los obispos flamencos, con la que permiten la bendición de las parejas homosexuales y además les dan un modelo litúrgico, tiene objeciones éticas intrínsecas y contradice radicalmente una sentencia reciente de la Congregación para la Doctrina de la Fe (la señalada más arriba, ndr), por lo que podría llevar a los católicos a opiniones sobre la moralidad de las relaciones homosexuales que son contrarias a las enseñanzas de la Iglesia”.

Así, “los católicos que aceptan las enseñanzas de la Iglesia, incluso en materia de moralidad sexual, esperan fervientemente que pronto los círculos eclesiásticamente competentes pidan a los obispos flamencos que retiren su declaración y que éstos se adapten”, añade.