¿Por qué la Iglesia es “apostólica”?, el padre Jairo Yate, sacerdote y juez instructor en la diócesis de Ibagué, Colombia, responde a esta cuestión.
¿Por qué la Iglesia es “apostólica”?
El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que la Iglesia es apostólica porque “conserva y transmite, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en ella, la enseñanza, el buen depósito, las palabras sanas oídas a los apóstoles” (n. 857).
La Iglesia conserva a través de los siglos este precioso tesoro, que es la Sagrada Escritura, la doctrina, los sacramentos, el ministerio de los pastores, para que podamos ser fieles a Cristo y participar de su vida misma.
¿Es verdad que es apostólica?
Es apostólica porque es enviada a llevar el Evangelio a todo el mundo. Continúa en el camino de la historia la misma misión que Jesús confió a los apóstoles: “Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto les he mandado. Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo. 28,19-20).
Apostólica, significa hacer hincapié en la relación constitutiva que esta tiene con los apóstoles, con ese pequeño grupo de doce hombres que un día Jesús llamó (cf. Marcos 3,13-19).
¿Quién le da autoridad a la Iglesia Católica?
Está fundada en la oración y la predicación de los apóstoles, en la autoridad que les fue dada por el mismo Cristo. San Pablo escribe a los cristianos de Éfeso: “Ustedes son conciudadanos de los santos y miembros de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, teniendo como piedra angular al mismo Cristo Jesús” (2, 19-20).
Jesús es la base misma de la Iglesia, el fundamento. Los apóstoles vivieron con Jesús, escucharon sus palabras, compartieron su vida, y, sobre todo, han sido testigos de su muerte y resurrección.
¿Qué es un apóstol?
Es un propagador o un predicador de la doctrina bíblica, de la fe cristiana y del Poder y del Amor de Dios. Es un evangelizador que tiene la misión de predicar de Jesucristo y de Su obra Redentora, Su vida, Su muerte y Su resurrección.
“Los apóstoles, con su predicación, sus ejemplos, sus instituciones, transmitieron de palabra lo que habían aprendido de las obras y palabras de Cristo y lo que el Espíritu Santo les enseñó” (cf. Dei Verbum 7).
¿Y los nombres de los apóstoles?
“Simón, a quien le dio el nombre de Pedro; Santiago el de Zebedeo y Juan, el hermano de Santiago, a quienes les dio el nombre de Boanerges, es decir, 0hijos del trueno’; Andrés y Felipe, y Bartolomé y Mateo, y Tomás y Santiago el de Alfeo, y Tadeo y Simón Cananeo; y Judas Iscariote, el que lo entregó” (Marcos 3,16-19).
¿Hombres y mujeres podemos ser apóstoles?
Según el Papa Francisco: “Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos ‘discípulos’ y ‘misioneros’, sino que somos siempre ‘discípulos misioneros’. Si no nos convencemos, miremos a los primeros discípulos, quienes inmediatamente después de conocer la mirada de Jesús, salían a proclamarlo gozosos: ‘¡Hemos encontrado al Mesías!’ (Jn 1,41). La samaritana, apenas salió de su diálogo con Jesús, se convirtió en misionera, y muchos samaritanos creyeron en Jesús ‘por la palabra de la mujer’ (Jn 4,39). También san Pablo, a partir de su encuentro con Jesucristo, ‘enseguida se puso a predicar que Jesús era el Hijo de Dios’ (Hch 9,20). ¿A qué esperamos nosotros? (Evangelii Gaudium, 120).
¿Un apóstol debe dejarse guiar por el Espíritu Santo?
El Santo Padre Francisco en su exhortación apostólica sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual (Año 2013); afirma que todos los que somos misioneros, discípulos, apóstoles, debemos ser “Evangelizadores con espíritu”.
Serán apóstoles aquellos que se abran sin temor a la acción del Espíritu Santo”(Evangelii Gaudium 259). “Orar y trabajar distingue a un buen apóstol” (Evangelii Gaudium 262). El apóstol es un enamorado del amor de los amores, es movido por el encuentro personal con Jesús (Evangelii Gaudium 264).
El apóstol está convencido de que existe ya en las personas y en los pueblos por la acción del Espíritu Santo. (Evangelii Gaudium 266). Al apóstol le gusta estar cerca de la gente (Evangelii Gaudium 268). Un excelente apóstol es un magnifico comunicador. Todo lo que hace, lo realiza con dulzura y con respeto (cf. 1 Pedro 3,16). (Evangelii Gaudium 271).
El buen apóstol no se deja llevar por el pesimismo (Evangelii Gaudium 275). El apóstol confía en la acción del Espíritu Santo. (Evangelii Gaudium 280). Un apóstol siempre va de la mano con María Santísima (Evangelii Gaudium 284).
¿Qué recomienda el Papa Francisco a un futuro apóstol y profeta?
En su homilía en la Casa Santa Marta del 27 de abril 2018, el Papa Francisco indica: “La Iglesia necesita que todos seamos profetas”, es decir, “hombres de esperanza”, siempre “directos” y nunca “débiles”, capaces de decir al pueblo “palabras fuertes cuando hay que decirlas” y de llorar juntos si es necesario.
“Los profetas siempre tuvieron problemas de persecuciones por decir la verdad y la verdad es incómoda, muchas veces no gusta”. Siempre “los profetas comenzaron a decir la verdad con dulzura, para convencer, como Esteban, pero al final no siendo escuchados, hablaron duro”.
“Jesús por una parte recrimina con aquellas palabras duras —”generación perversa y adúltera” dice, por ejemplo— y por otra parte llora sobre Jerusalén”. Precisamente “este es el test”.
“El verdadero profeta no es un “profeta de desventuras” como decía san Juan XXIII”, sino “un profeta de esperanza: abrir puertas, resanar las raíces, resanar la pertenencia al pueblo de Dios para ir adelante”. Por lo tanto “no es por oficio un recriminador”, sino que “es un hombre de esperanza”.
“Recrimina cuando es necesario y abre las puertas mirando el horizonte de la esperanza”. Sobre todo “el verdadero profeta, si hace bien su menester, se juega la piel (por ejemplo, san Esteban)”.