Perú: Comunicado de los obispos sobre eutanasia y el caso Ana Estrada

“Custodiar la vida humana”

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Ana Estrada © CELAM

La Conferencia de Obispos de Perú (CEP) publicó ayer sábado 27 de febrero de 2021 un comunicado sobre la eutanasia y el caso de la ciudadana Ana Estrada, titulado “Custodiar la vida humana” y en el que se señala que el hombre, en cualquier condición física o psíquica que se encuentre, mantiene su dignidad originaria de haber sido creado a imagen de Dios”.

El documento consta de un total de 9 puntos en los que la CEP se dirige a la feligresía católica y la opinión pública para reflexionar sobre la reciente sentencia del Décimo Primer Juzgado Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lima, que ordena al Ministerio Público y a Essalud respetar la decisión de la ciudadana Ana Estrada Ugarte que, de darse la situación, pueda decidir poner fin a su vida, y les ordena establecer y ejecutar procedimientos para garantizar la ejecución de la eutanasia para la referida señora”.

Atención, servicio y acompañamiento

Los obispos peruanos subrayan al comienzo del texto que La Iglesia “siempre atenderá, cuidará y acompañará a los enfermos, en la certeza que toda vida humana es inalienable y tiene un valor infinito porque es don de Dios”.

La “terrible experiencia de la pandemia que estamos sufriendo, y que ha causado la muerte de miles de peruanos”, apuntan, “nos ha unido en el incansable esfuerzo por salvar la vida y toda vida hasta el último momento, sin ninguna distinción o excepción, porque nos impulsa el amor al prójimo y reconocer en cada enfermo al mismo Cristo que sufre en la carne del hermano”.

Caridad y verdad

El Episcopado de Perú manifiesta su comprensión del “sufrimiento que Ana Estrada viene atravesando a causa de su enfermedad”, y se solidariza con ella y le ofrece su “oración y cercanía para que en medio del dolor y la angustia que le ha tocado vivir, abra su corazón a la fe, a la misericordia y al amor de Dios”.

Del mismo modo, expresa que “en estas circunstancias es valioso recordar el testimonio de tantas personas que han atravesado el misterio del dolor y de la enfermedad desde la vivencia de su fe, encontrando en ella el sentido a su sufrimiento, transformando la fría cama del hospital o de su casa en un auténtico altar, desde donde se proclama el valor de la vida, junto a sus familiares y los que luchan para brindarle los cuidados que merecen”.

La eutanasia atenta contra la vida

Los prelados instan a “recordar que la eutanasia siempre será un camino equivocado, porque es atentar contra el derecho inalienable a la vida, causa directamente la muerte de un ser humano y por ello es un acto intrínsecamente malo en toda ocasión y circunstancia”.

La Constitución de Perú, declaran, “establece con claridad que el fin supremo de la sociedad y del Estado es la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad”. Es decir, añaden, “cuidar, respetar y promover la vida desde la concepción hasta su término natural”.

Ilegitimidad para permitirla

La CEP insiste en que “ninguna autoridad puede legítimamente imponerla o permitirla. Es contradictorio y no se debe tolerar que un órgano del Estado Peruano pretenda cambiar una norma constitucional y promueva acciones contra este sagrado principio”.


Frente a la legitimización de la eutanasia o el suicidio asistido, indica, “todos debemos negar siempre cualquier cooperación formal o material inmediata y, en el total ejercicio de nuestros derechos ciudadanos, debemos exigir el respeto a la objeción de conciencia, también en el ámbito médico y sanitario, en salvaguarda de los principios de la ley moral natural, de la obligación de proteger la vida y asistirla hasta el final”.

Ayudar a continuar

El Episcopado considera la valoración como “bien precioso” el gran avance científico en materia clínica de diagnóstico, terapia y cuidado de pacientes, para, citan al Papa Francisco, “combatir todo lo que hace la muerte más angustiosa y llena de sufrimiento, es decir, el dolor y la soledad”.

Siguiendo las palabras del Santo Padre, define la eutanasia como “una derrota para todos”, y exhorta a no “abandonar nunca a quien sufre”. La complicada situación de la pandemia, concluye, “nos encontramos nos convoca a seguir luchando por la vida y por toda vida humana”, e invita a poner la mirada en el Buen Samaritano para ser “signo de esperanza y fermento de unidad en torno a nuestros más altos valores”.

Ana Estrada

Tal y como informa el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), Ana Estrada Ugarte tiene 43 años y padece una enfermedad degenerativa irreversible (polimiosiotis) desde los 13. La legislación peruana no contempla el derecho a la eutanasia, pero, a través de un juzgado constitucional, recibió la autorización para que se le practique.

Pese a la enfermedad estudió y logró graduarse como psicóloga, vocación que ejerció hasta el año 2015, cuando su estado de salud empeoró y estuvo cerca de seis meses en la Unidad de Cuidados Intensivos. Desde que regresó de la clínica vive con asistencia médica las 24 horas y se ayuda del oxígeno para respirar.