Perdonar desde la herida

El perdón no es solo un alivio personal; es un acto que puede llevar almas al cielo

Perdonar nos manda Dios! - Colección - Museo Nacional del Prado

Hoy quiero hablarles nuevamente sobre un tema que nunca deja de ser relevante: el perdón. Hemos tocado este tema en otras ocasiones, pero siempre hay espacio para profundizar y añadir nuevas perspectivas que puedan aportar luz a nuestras vidas.

Cómo Perdonar a Quien Me Ha Herido

A menudo me preguntan: «Padre, ¿cómo hago para perdonar? Perdono, pero no olvido; perdono, pero no sano; perdono, pero no estoy seguro si realmente he perdonado». Estas dudas son comunes y reflejan la complejidad del proceso de perdón. A continuación, les comparto una pequeña luz para ayudarlos en este camino.

  1. Ten Compasión
    Tener compasión es clave en el proceso de perdón. En la parábola del Buen Samaritano, vemos cómo este se compadeció del herido, acercándose y curándolo. Jesús nos enseña que la compasión es fundamental. Compadecerse significa «sufrir con» la persona que te ha ofendido. Reflexiona sobre qué pudo haber llevado a esa persona a herirte. Aunque no se trata de justificar la ofensa, entender el dolor del otro puede facilitar el perdón.
  2. Perdona, Incluso Si No Lo Sientes
    El perdón no siempre se siente de inmediato. A veces, basta con decir «te perdono» para iniciar el proceso de sanación, tanto para ti como para la persona que te ofendió. Aunque sanar puede llevar tiempo, el acto de perdonar puede ser un primer paso crucial, independientemente de si el sentimiento de paz llega después.
  3. Mira con Misericordia
    Dios perdona nuestros pecados sin importar su gravedad. Al igual que hemos recibido Su misericordia, estamos llamados a ser misericordiosos con los demás. Jesús nos enseñó a perdonar para ser perdonados, y este es un acto que nos acerca más a la gracia divina.
  4. Perdona de Corazón
    Perdonar de corazón es esencial. No se trata solo de palabras, sino de un deseo genuino de liberarse del rencor y de contribuir a la salvación del alma del otro. Este tipo de perdón nos purifica y nos ayuda a vivir con una conciencia limpia, acercándonos más a Dios.
  5. Piensa en el Cielo
    El perdón es un camino hacia el cielo, tanto para ti como para la persona que te ha ofendido. Negarse a perdonar puede alimentar el rencor y alejarte de la paz interior. Al perdonar, facilitas tu propio camino hacia la salvación y puedes ayudar al otro a encontrar también la redención.
  6. No Hay Ofensa Imposible de Perdonar
    La historia está llena de ejemplos de perdón extraordinario, como el de San Juan Pablo II, quien perdonó a su agresor, o Santa Bakhita, que perdonó a quienes la esclavizaron. Estos actos de perdón nos muestran que no hay ofensa imposible de superar con la ayuda de Dios.

Conclusión

El perdón no es solo un alivio personal; es un acto que puede llevar almas al cielo, tanto la tuya como la de aquellos que te han ofendido. Vivir con un corazón puro y misericordioso no solo te prepara para la vida eterna, sino que también transforma tu vida aquí en la tierra, llenándola de paz y felicidad.


Perdonemos de corazón y hagamos todo el bien que podamos. Que Dios los bendiga siempre.

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