El papa Francisco pidió en una reunión a puerta cerrada que tuvo la semana pasada en Roma con los obispos reunidos en la 79 Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana, que se evite en los seminarios el ingreso a personas homosexuales.
La noticia se filtró y tomó notoriedad en los medios de comunicación por el término que habría usado el Papa ese 20 de mayo, más que por lo profundo del tema: “frociaggine” o sea mariconeo, término que en español tiene un significado que cambia de un país a otro pero que en italiano es claramente despectivo, porque viene de la palabra “frocio”.
“Creo que hay demasiada mariconería en ciertos seminarios”, habría dicho durante el encuentro realizado en lenguaje coloquial, si bien también habría pedido que se “acompañe” con “respeto y delicadeza” a quienes no sean admitidos en el seminario porque según su experiencia podrían convertirse en sacerdotes con una doble vida.
La indicación del Santo Padre está de acuerdo con la Instrucción del 2005 de la Congregación para la Educación católica, que de acuerdo “con la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, considera necesario afirmar claramente que la Iglesia, aunque respeta profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir en el Seminario y en las Órdenes Sagradas a quienes practican la homosexualidad, tienen tendencias homosexuales profundamente arraigadas o apoyan la llamada cultura gay”, enseñanza confirmada por él Sucesor de Pedro en el 2016.
Vatican: Congregación para la educación católica
Una posición equilibrada sugerida por la Iglesia delante de la homosexualidad, que con frecuencia es malentendida por los medios que sobre su doctrina conocen poco. Además porque una frase fuera de contexto es fácilmente manipulable, porque “no hay texto sin contexto”.
Además el término no muy usual en Italia, para quien no es lenguamadre italiana podría haber sido interpretado no necesariamente como despectivo.
En diversas ocasiones el papa Francisco habló sobre el tema, como cuando dijo: ‘yo no son quien para juzgar a una persona homosexual’; cuando se bendice a una pareja homosexual no se bendice la unión pero a las personas’; ‘un muchacho que es homosexual no puede ser expulsado y tiene derecho a vivir con su familia’, lo que por algunos fue interpretado erróneamente como ‘tienen derecho a formar una familia gay’.
El Pontífice recordó varias veces que ‘la Iglesia está abierta a todos’, pero también precisó que ‘hay reglas que van respetadas’.
El mismo documento arriba citado precisa que “Si, por el contrario, las tendencias homosexuales son sólo la expresión de un problema transitorio, como, por ejemplo, el de una adolescencia aún no completada, deben en todo caso ser claramente superadas al menos tres años antes de la ordenación diaconal”.
Este martes por la tarde, respondiendo a las preguntas de los periodistas, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, ha declarado lo siguiente:
El Papa Francisco está al corriente de los artículos aparecidos recientemente sobre una conversación, a puerta cerrada, con los obispos de la CEI.
Como ha dicho en varias ocasiones: «En la Iglesia hay sitio para todos, ¡para todos! Nadie es inútil, nadie es superfluo, hay sitio para todos. Tal como somos, todos».
El Papa nunca ha pretendido ofender ni expresarse en términos homófobos, y hace extensivas sus disculpas a quienes se hayan sentido ofendidos por el uso de un término, referido por otros.