En una audiencia privada en la mañana del jueves 12 de agosto de 2021, el Papa Francisco recibió a Noel Díaz, laico mexicano inmigrante en Estados Unidos fundador hace 30 años del apostolado ‘El Sembrador Nueva Evangelización‘ (ESNE), una amplia red de televisión y radio al servicio de la predicación.
En una entrevista concedida a Vatican News, Díaz, padre de familia y abuelo, señaló que viajó desde Los Ángeles, EE.UU., para compartir con el Pontífice varios aspectos del proyecto ESNE, una iniciativa que ya cuenta con 30 años de vida y hoy llega alas periferias de toda América Latina a través de los medios de comunicación convencionales.
Meditación, oración y formación
El fundador mexicano explica que el apostolado se basa en la meditación de la Palabra de Dios, la oración y la formación cristiana, pilares que aumentaron su eficacia en el tiempo de pandemia para millones de personas. Tal y como señala, se trata de una comunidad formada mayoritariamente por latinos inmigrantes en EE.UU. que, a partir de su experiencia de sacrificio y sufrimiento, han encontrado en el Señor su fuerza y esperanza, y quieren compartirlo con millones de personas que atraviesan situaciones similares.
El Papa, una vez más, bendijo este proyecto evangelizador y animó a Díaz y a todos los miembros de ESNE a perseverar en su servicio misionero.
Conocimiento de Francisco
El medio vaticano relata que el Obispo de Roma conoció a Noel Díaz en viaje a México de 2016, y desde entonces ha mantenido con él una relación de cercanía y amistad. El fundador de ESNE es uno de tantos migrantes que dejaron México para aventurarse ilegalmente en Norteamérica. Lo hizo solo, siendo muy joven, y luego llevó junto a sí a su madre, una mujer soltera que se ganaba la vida como vendedora de flores.
Fue durante una eucaristía en 1984 que Noel sintió una llamada particular para un compromiso más radical con el anuncio del Evangelio. Así, sobre la base de la Palabra de Dios, comenzó a reunirse en su hogar con algunas personas a quienes ofrecía reflexiones bíblicas cargadas de sentido de fe y abiertas a la esperanza. La afluencia creció rápidamente al punto que, para poder congregarse, fueron acogidos en la parroquia Santo Tomás El Apóstol en Los Ángeles, California.
