El Papa Francisco ha pedido al Señor que “inflame con el fuego del Espíritu Santo nuestros corazones”, y que “nuestra vida sea como la lámpara encendida junto al sagrario, que se consuma en la alabanza a Dios y el servicio a los hermanos, siendo testigos alegres de su presencia en medio del mundo”.
Estas peticiones han sido realizadas por el Papa en su habitual saludo a los peregrinos de lengua española, de España y Latinoamérica, a lo largo de la audiencia general de este miércoles de la cuarta semana de Cuaresma.
El Espíritu Santo
A lo largo de la catequesis de este miércoles, transmitida desde la biblioteca del Palacio Apostólico por el coronavirus, Francisco ha seguido la serie catequesis sobre la oración y se ha centrado de nuevo en el tema “La oración y la Trinidad”. En ella, el Pontífice ha señalado que “el Espíritu Santo es el don fundamental de la vida cristiana”, con el que podemos “invocar a Dios llamándolo ‘Abbá – Papá’” y sin el cual “no es posible relacionarnos con Cristo y con el Padre”.
También ha destacado que “así como Abrahán, que dando hospitalidad a tres viajeros, encontró a Dios, Trinidad de amor, también nosotros estamos llamados a abrirnos a su presencia y a acogerlo en nuestra vida”.
