“La bestialidad de la guerra, un acto bárbaro y sacrílego”, lamentó el Papa Francisco después del rezo del Ángelus de este domingo, 27 de marzo de 2022, y renovó su llamamiento a líderes políticos a “ ¡basta, que se detengan, callen las armas, se trate seriamente para la paz!”.
A continuación, siguen las palabras del Papa después la oración mariana, ofrecidas por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:
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Palabras del Papa
¡Queridos hermanos y hermanas!
Ha pasado más de un mes desde el inicio de la invasión de Ucrania, desde el inicio de esta guerra cruel e insensata que, como toda guerra, representa una derrota para todos, para todos nosotros. Hay necesidad de repudiar la guerra, lugar de muerte donde los padres y las madres entierran a los hijos, donde los hombres asesinan a sus hermanos sin ni siquiera haberles visto, donde los poderosos deciden y los pobres mueren.
La guerra no devasta solo el presente, sino también el futuro de una sociedad. He leído que desde el inicio de la agresión a Ucrania un niño de cada dos se ha desplazado del país. Esto quiere decir destruir el futuro, provocar traumas dramáticos en los pequeños e inocentes entre nosotros. Esta es la bestialidad de la guerra, ¡acto bárbaro y sacrílego!
La guerra no puede ser algo inevitable: ¡no debemos acostumbrarnos a la guerra! Más bien debemos convertir la indignación de hoy en el compromiso de mañana. Porque, si de esta situación salimos como antes, de alguna manera todos seremos culpables. Frente al periodo de autodestruirse, la humanidad comprenda que ha llegado el momento de abolir la guerra, de cancelarla de la historia del hombre antes de que sea ella quien cancele al hombre de la historia.
¡Rezo para que todo responsable político reflexione sobre esto, se comprometan con esto! Y, mirando a la atormentada Ucrania, entender que cada día de guerra empeora la situación para todos. Por eso renuevo mi llamamiento: ¡basta, que se detengan, callen las armas, se trate seriamente para la paz! Recemos de nuevo, sin cansarnos, a la Reina de la paz, a la cual hemos consagrado la humanidad, en particular Rusia y Ucrania, con una participación grande e intensa, por la que doy las gracias a todos vosotros. Rezamos juntos. Dios te salve María…
Saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos venidos de Italia y de diferentes países. En particular, saludo a los fieles procedentes de México, Madrid y León, a los estudiantes de Pamplona y de Huelva, y a los jóvenes de varios países que han vivido un periodo de formación en Loppiano. Saludo a los parroquianos de Nuestra Señora de Valme en Roma y a los de San Jorge en Bosco, Bassano del Grappa y Gela; los chicos de confirmación de Frascati y el grupo “Amigos de Zaqueo” de Reggio Emilia; como también el Comité Promotor de la Marcha Perugia-Asís de la Paz y de la Fraternidad, que ha venido con un grupo escolar para renovar el compromiso de educación a la paz.
¡Saludo a los participantes del Maratón de Roma! Este año, por iniciativa de la “Athletica Vaticana”, numerosos atletas se han implicado en las iniciativas de solidaridad con las personas que en la ciudad viven en la necesidad. ¡Os felicito!
Precisamente hace dos años, en esta plaza, elevamos la súplica por el final de la pandemia. Hoy lo hemos hecho por el final de la guerra en Ucrania. A la salida de la plaza se os regalará un libro, realizado por la Comisión Vaticana Covid-19 con el Dicasterio para la Comunicación, para invitar a rezar en los momentos de dificultad, sin miedo, teniendo siempre fe en el Señor.
A todos os deseo un feliz domingo y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!