En la homilía de la misa celebrada en Dili, el Papa Francisco instó a los fieles a no temer «hacerse pequeños ante Dios y unos ante otros». Ante cerca de 600.000 personas reunidas en la explanada de Taci Tolu, el Papa subrayó que «al hacernos como niños, abrimos nuestros corazones al amor de Dios».
Un Mensaje de Esperanza y Renovación
Dios se hace niño para no solo maravillarnos, sino también para abrirnos al amor del Padre y transformarnos. En Timor Oriental, esta realidad se refleja en la abundancia de niños y en la vitalidad del país joven, donde cada rincón palpita con vida. La presencia de tanta juventud es un regalo inmenso que renueva constantemente nuestra energía y esperanza.
Las palabras del Papa Francisco resonaron poderosamente en Taci Tolu, una zona protegida de la costa timorense, cerca de la capital, Dili. Este lugar, caracterizado por paisajes pintorescos y una rica biodiversidad, también fue visitado por San Juan Pablo II en 1989. Hoy, Francisco celebró la Misa aquí después de una reunión privada con miembros de la Compañía de Jesús en la nunciatura apostólica.
La Llegada del Papa
El Pontífice llegó a la explanada en medio de una multitud de fieles que lo saludaban desde las calles y los tejados. Francisco se adentró en una masa de sombrillas blancas y amarillas, con muchos fieles que habían llegado desde temprano, después de largas horas de viaje.
El Regalo de un Niño
Durante su homilía en español, Francisco destacó el profundo significado del nacimiento de un niño, evocando las palabras del profeta Isaías. En una Jerusalén próspera pero moralmente decaída, Dios brilla a través del don de un hijo.
«El nacimiento de un hijo es un momento de alegría y fiesta», reflexionó Francisco, que genera «buenos deseos» y nos invita a renovarnos en el bien y en la sencillez. El corazón se conmueve ante la ternura de un recién nacido, y la cercanía de Dios a través del niño nos ofrece sanación y orden en nuestra vida.
Hacerse Pequeños para Lograr Grandes Cosas
El Papa enfatizó que, al igual que María, que eligió permanecer pequeña para servir y dar espacio a Jesús, nosotros también debemos hacernos pequeños para permitir la acción de Dios en nuestras vidas. Francisco animó a no temer a la humildad y a revisar nuestros planes para hacerlos mejores a través del don de nosotros mismos.
Caridad y Misericordia en Símbolos Timorenses
Francisco destacó dos símbolos tradicionales timorenses, el Kaibauk y el Belak. El Kaibauk, que representa los cuernos del búfalo y la luz del sol, simboliza el poder de Dios, mientras que el Belak, que hace referencia al resplandor de la luna, representa la ternura materna. Juntos, estos símbolos reflejan la realeza de Dios, basada en la caridad y la misericordia.
Un Aroma de Esperanza
Al final de la celebración, el Cardenal Virgílio do Carmo da Silva recordó que la visita de San Juan Pablo II marcó un hito en la independencia de Timor, mientras que la presencia de Francisco representa un paso crucial en la construcción de la identidad del país. La referencia al sándalo, que en el pasado atrajo a exploradores y misioneros, se entrelaza con el Evangelio y la misión de los misioneros.
El Papa Francisco, mencionando el buen «perfume» del pueblo timorense, elogió la alegría de los niños y destacó que «un pueblo que enseña a sus hijos a sonreír y amar es un pueblo que mira al futuro». Con una broma sobre los cocodrilos, Francisco instó a proteger la cultura y la historia del país, deseando paz y alentando a todos a avanzar con esperanza.