En la audiencia general de este miércoles, 9 de junio de 2021, el Papa Francisco ha reflexionado sobre perseverar en el amor, en la oración: “’Orar constantemente’ es una invitación, más aún, una exhortación que nos hace la Sagrada Escritura. Pero, ¿cómo es posible rezar sin interrupción?”, plantea.
La audiencia general de esta mañana ha tenido lugar en el patio de San Dámaso, con presencia de algunos fieles, siguiendo las medidas establecidas para la prevención de la COVID-19. Continuando el ciclo de catequesis sobre la oración, efectivamente, abordó el tema: “Perseverad en el amor” (Lectura: 1 Tes 5,15-20).
Oración perseverante y continua
El Santo Padre se refirió a la búsqueda de la oración sin interrupción realizada por el Peregrino ruso, “que descubrió la oración del corazón, una oración breve que consiste en repetir, al ritmo de la respiración y durante toda la jornada: ‘Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mí, pecador’. En efecto, en la vida necesitamos tanto de la oración como del aire que respiramos”.
En este sentido, Francisco remarca que en la historia de la espiritualidad “encontramos diversos autores que insisten en la necesidad de una oración perseverante y continua, que sea el centro de la existencia cristiana, el pentagrama donde se apoye la melodía de nuestra vida, el fuego sagrado que arda en nosotros sin cesar y que nada lo pueda apagar”.
Equilibrio entre trabajo y oración
Asimismo, el Papa reconoce que “vivir estos principios no es fácil”, pero “estamos llamados a hacerlos vida manteniendo el equilibrio entre trabajo y oración, es decir, intentando que el trabajo no nos absorba hasta el punto de no encontrar tiempo para orar y, por otra parte, estando atentos a que nuestra oración no se convierta en un espiritualismo, que nos aleje del contacto con la realidad”.
En definitiva, explica, “la circularidad entre fe, vida y oración mantiene encendido en nosotros el fuego del amor: los tiempos dedicados a estar con Dios reavivan nuestra fe, y esto se traduce en nuestra vida concreta”.
En sus palabras en español, el Pontífice saludó a los fieles de lengua española y recordó: “En estos días en que nos preparamos a celebrar la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, pidamos al Señor que haga nuestros corazones semejantes al suyo: humildes, misericordiosos y perseverantes en el amor, en la oración y en las buenas obras”.