“Oremos por la paz: cada día, todos tomen un momento para orar por la paz. Queremos la paz”, esta fue la invitación que dirigió el Papa Francisco al final de la audiencia general de este miércoles, 15 de noviembre, a los fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro en el Vaticano y a todos aquellos que seguían su catequesis a través de los medios de comunicación.
El Pontífice invitó a rezar por la paz, “especialmente por la atormentada Ucrania, que tanto sufre, y luego en Tierra Santa, por Palestina e Israel”; además, el Papa dijo que no nos olvidemos de Sudán, “que tanto sufre”, y que pensemos en todas aquellas regiones donde hay guerra, que, por cierto, “hay muchas guerras”.
El valor de donar sangre ayuda a salvar muchas vidas
Y en sus saludos a los fieles y peregrinos italianos, el Papa Francisco saludó especialmente a la Asociación de Voluntarios Donadores de Sangre, subrayando «el valor ético de la donación de sangre: ¡un gesto que ayuda a salvar muchas vidas humanas!». Luego, saludó con afecto a los scouts de Agesci de Foligno, junto con los monaguillos y el grupo de pastoral vocacional, acompañados por las familias, exhortó a los niños sobre todo a «ser protagonistas valientes en los ambientes en los que viven». «Sobre todo, sean testigos gozosos del Evangelio – fue su invitación – ¡constructores de puentes y nunca de muros, nunca!».
Comprender el significado de las pruebas
Y en sus saludos a los numerosos jóvenes presentes en la Plaza de San Pedro, en particular «al gran grupo» del Instituto «Miraglia» de Lauria, el Pontífice subrayó que «las últimas semanas del año litúrgico nos invitan a un sentimiento de esperanza cristiana. En esta perspectiva invitó a captar siempre el significado y el valor de las experiencias cotidianas e incluso de las pruebas, pensando que ‘todo contribuye para el bien de quienes aman a Dios'».
A los peregrinos de lengua española: salir a evangelizar al mundo
En sus saludos a los peregrinos de lengua española, el Papa Francisco los invitó a pedir al Señor que, “renueve cada día nuestro encuentro con Él, que haga arder nuestro corazón con su Palabra, y también que en la Eucaristía nazca en nosotros el impulso que animó a los discípulos a salir a evangelizar al mundo”. Finalmente, el Santo Padre pidió que, “Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide”.