La presencia y la contribución de las mujeres a la vida y al crecimiento de las comunidades eclesiales a través de la oración, la reflexión y la acción son realidades que siempre han enriquecido a la Iglesia y constituyen su identidad. Sin embargo, nos dimos cuenta, especialmente durante la preparación y celebración del Sínodo, de que no habíamos escuchado lo suficiente la voz de las mujeres en la Iglesia y que la Iglesia todavía tiene mucho que aprender de ellas.
Es necesario escucharnos unos a otros para «desmasculinizar» la Iglesia, porque la Iglesia es una comunión de hombres y mujeres que comparten la misma fe y la misma dignidad bautismal. Escuchando verdaderamente a las mujeres, los hombres escuchamos a alguien que ve la realidad desde otra perspectiva y así nos vemos llevados a revisar nuestros proyectos, nuestras prioridades. A veces estamos perdidos. A veces lo que escuchamos es tan nuevo, tan diferente a nuestra forma de pensar y de ver, que nos parece absurdo y nos sentimos intimidados. Pero esta desorientación es saludable, nos hace crecer.
Se necesita paciencia, respeto mutuo, escucha y apertura para aprender verdaderamente unos de otros y avanzar como un solo Pueblo de Dios, rico en diferencias, pero caminando juntos.
Precisamente por eso quería pedir a una mujer, teóloga, que ofreciera al Consejo de Cardenales un camino de reflexión sobre la presencia y el papel de la mujer en la Iglesia. El punto de partida de este camino es la reflexión de Hans Urs von Balthasar sobre los principios marianos y petrinos en la Iglesia, reflexión que inspiró el magisterio de los últimos pontificados en el esfuerzo por comprender y valorizar las diferentes presencias eclesiales de hombres y mujeres.
El punto de llegada, sin embargo, está en manos de Dios: pidamos al Espíritu que nos ilumine y nos ayude a comprender, a encontrar un lenguaje y un pensamiento eficaz para dirigirnos a las mujeres y a los hombres de hoy, en la Iglesia y en el mundo, para que crezca la conciencia de la reciprocidad y la práctica de la colaboración entre hombres y mujeres.
Me complace que a través de esta publicación las reflexiones que Lucia Vantini, Luca Castiglioni y Linda Pocher han ofrecido al Consejo de Cardenales puedan estar a disposición de quienes deseen participar en el diálogo sinodal y profundizar en el tema de las relaciones eclesiales entre hombres y mujeres, lo cual es muy importante para mí. Son reflexiones que tienden a abrirse más que a cerrarse; que nos provocan a pensar, nos invitan a buscar, nos ayudan a orar.
Esto es lo que quiero en este momento del proceso sinodal: que no nos cansemos de caminar juntos, porque sólo cuando caminamos somos lo que debemos ser, el cuerpo vivo del Resucitado en movimiento, saliendo, al encuentro de nuestros hermanos y hermanas, sin miedo, en las calles del mundo. ¡Que María, madre de la fe, nos acompañe en este camino!