Matteo Bruni: Buenas noches Santidad, buenas noches a todos. Gracias por tomarse este tiempo en el vuelo de regreso. Ha sido un viaje particular en el que ha podido sentir también, como dijo Su Eminencia, todo el cariño de los franceses que vinieron a orar con Usted. Pero, creo que todavía quedan algunas preguntas o cuestiones que los periodistas querían plantearle. O quizá Usted quería decirnos algunas palabras a nosotros.
Papa Francisco: Buenas noches y muchas gracias por su trabajo. Antes de que se me olvide quiero decir dos cosas. Hoy creo que es el último vuelo de Roberto Bellino porque se jubila (aplausos). Gracias, gracias, gracias. Lo segundo es que hoy es el cumpleaños de Rino, el inefable Rino (aplausos). Ahí está la claque. Ahora por favor hagan sus preguntas.
Raphaelle Schapira – France Televisions:
Buenas noches, Su Santidad. Usted inició su pontificado en Lampedusa denunciando la indiferencia. Diez años después pide solidaridad a Europa. Lleva diez años repitiendo el mismo mensaje. ¿Eso significa que Usted ha fracasado?
Papa Francisco:
Yo diría que no. Yo diría que el crecimiento ha sido lento. Hoy existe conciencia sobre el problema migratorio. Hay conciencia. Y también hay una conciencia de cómo es algo que ha llegado a un punto… como una ‘patata caliente’ que no se sabe cómo tomarla. Angela Merkel dijo una vez que esto se soluciona yendo a África y resolviendo en África; elevando el nivel de los pueblos africanos. Pero ha habido casos que son malos. Casos muy malos. Donde se devolvía a los inmigrantes como el ping pong. Y sabemos que muchas veces acaban en campos de concentración, acaban peor que antes. He seguido la vida de un niño, Mahmoud, que intentaba salir de ahí porque se fue… y al final se ahorcó; No lo logró porque no podía tolerar esta tortura. Yo les dije a ustedes que lean ese libro «Hermanito». Las personas que vienen son primero vendidas. Luego les quitan el dinero. Para pagar, después, los obligan a llamar por teléfono a su familia para enviar más dinero. Pero pobrecitos. Es una vida terrible. He escuchado a uno que fue testigo, cuando en la noche, al momento de abordar, alguien vio un barco tan sencillo, sin seguridad y no quiso abordar. Y… pum pum. La historia ha terminado. Es el reino del terror. Sufren no sólo porque necesitan salir, sino porque allí reina el terror. Son esclavos. Y nosotros no podemos, sin ver las cosas, devolverlas como si fueran una pelota de ping pong. No.
Por eso repito que, elprincipio: los inmigrantes deben ser acogidos, acompañados, promovidos e integrados. Si tú no puedes integrarlo en tu país, acompáñalo e intégralo en su país, pero no lo dejes en manos de esta gente cruel traficantes de personas. El drama de los migrantes es este: que nosotros los devolvamos y caigan en manos de estos desgraciados que tanto daño causan. Los venden, los explotan. La gente trata de salir. Hay algunos grupos de personas que se dedican a salvar personas en el mar. Los he invitado a participar en el Sínodo a uno de ellos, que es el jefe de Mediterranea Saving Humans. Ellos te cuentan historias terribles.
En mi primer viaje, como usted dijo que fui a Lampedusa. Las cosas han mejorado. En realidad. Hay más conciencia, hoy. Entonces no se sabía. Tampoco nos decían la verdad. Recuerdo que había una recepcionista en Santa Marta. Etíope, hija de etíopes. Conocía el idioma. Y siguió mi viaje por televisión. Había un etíope de Santa Marta. Y había alguien que me explicaba, un pobre etíope que me explicaba las torturas y estas cosas. Y el traductor –ella me dijo– ha dicho mentiras, ha dico lo que él no dijo, ha endulzado la situación. Es difícil tener confianza. Muchos dramas. Ese día estuve allí. Me dijeron, un médico: mira esa mujer. Estaba entre los cadáveres viendo los rostros porque buscaba a su hija; que no lo había encontrado. Estos dramas… es bueno que los tomemos en nuestras propias manos. Nos hará más humanos y por tanto también más divinos. Es un llamado. Ojalá fuera como un grito. Tengamos cuidado. Hagamos algo. La conciencia ha cambiado. En realidad. Hoy hay más conciencia. No porque he hablado. Sino porque la gente se dio cuenta del problema. Mucha gente habla de ello. Fue mi primer viaje. Y allí oí una cosa interior más. Ni siquiera sabía dónde estaba Lampedusa. Pero he oído las historias. Leí algo y en oración escuché tú debes ir. Como si el Señor me enviaba allí, en mi primer viaje.