El pasado domingo 12 de septiembre de 2021, en pleno 34º Viaje Apostólico, justo después de reunirse con el Consejo Ecuménico de las Iglesias en la Nunciatura Apostólica de Bratislava, el Papa Francisco recibió a 53 jesuitas eslovacos, con los que conversó durante largo tiempo y ante los comentarios negativos, confesó: “Puede que yo personalmente me merezca estos ataques e insultos, porque soy un pecador, pero la Iglesia no se merece esto: es obra del diablo”.
En la reunión, compartida hoy, martes 21 de septiembre, por La Civiltà Cattolica, el Pontífice habló de “una palabra muy importante, que define el sufrimiento de la Iglesia en este momento: la tentación de volver atrás. Estamos sufriendo esto hoy en la Iglesia: la ideología del volver atrás. Es una ideología que coloniza las mentes. Es una forma de colonización ideológica. En realidad, no es un problema universal, sino más bien específico de las Iglesias de algunos países (…)”.
La vida nos da miedo, continúa, “nos asusta celebrar delante del pueblo de Dios que nos mira a la cara y nos dice la verdad. Nos asusta seguir adelante con las experiencias pastorales (…) Nos asusta acompañar a gente con diversidad sexual. Tenemos miedo de las encrucijadas de las que nos hablaba Pablo VI. Este es el mal de este momento. Buscar el camino en la rigidez y el clericalismo, que son dos perversiones”.
“Hoy creo que el Señor pide a la Compañía ser libre, con oración y discernimiento. Es una época fascinante, de una hermosa fascinación, aunque sea la fascinación de la cruz: hermosa para llevar adelante la libertad del Evangelio. ¡La libertad! Este volver atrás lo pueden vivir en su comunidad, en su Provincia, en la Compañía. Es necesario estar atentos y velar. No se trata de una alabanza de la imprudencia, pero quiero señalarles que volver atrás no es el camino correcto. El camino es ir adelante con discernimiento y obediencia”, añadió.
Labor pastoral y fervor
Abordando qué deben tener los jesuitas para su labor pastoral en Eslovaquia, el Papa se refirió a la “cercanía”. Primero con Dios: “La oración verdadera, de corazón, no la formal que no toca el corazón. La oración que lucha con Dios, y que conoce ese desierto donde no se siente nada. Cercanía con Dios: Él nos espera siempre”. Segundo, entre ellos: “El amor entre hermanos, el amor austero de los jesuitas es muy fino, caritativo, pero también austero: amor de hombres”.
Tercero, con el obispo: “Es cierto que hay obispos que no nos quieren, es una realidad, sí. ¡Pero que no se encuentren jesuitas que hablan mal del obispo!”. Y cuarto con el pueblo de Dios: “Es verdad que si realmente somos hombres que van a las encrucijadas y a los límites, crearemos problemas. Pero lo que nos salvará de caer en ideologías estúpidas es la cercanía al pueblo de Dios. Y así podremos ir adelante con el corazón abierto”.
Respondiendo una pregunta sobre la situación actual de la Compañía de Jesús hoy y la “falta de fervor”, el Obispo de Roma dijo: “No, ciertamente no es fácil. Pero cuando sientes que falta el fervor, debes hacer un discernimiento para comprender por qué. Debes hablar con tus hermanos. La oración ayuda a comprender si falta y cuándo falta el fervor. Es necesario hablar con los hermanos, con los superiores y luego hacer un discernimiento para saber si es una desolación personal o una desolación más bien comunitaria”.
Peligro de la ideología de género
En cuanto al tema actual de la ideología de género, Francisco expresó que “la ideología tiene siempre un encanto diabólico”. En este momento, indicó, “vivimos en una civilización de ideologías, esto es cierto. Tenemos que desenmascararlas de raíz”. La de ‘género’ es “peligrosa porque es abstracta respecto a la vida concreta de una persona, como si una persona pudiera decidir abstractamente a discreción si y cuando ser hombre o mujer”.
“La abstracción, para mí, es siempre un problema. Sin embargo, esto no tiene nada que ver con la cuestión homosexual. Si hay una pareja homosexual podemos hacer pastoral con ellos, acudir al encuentro con Cristo. Cuando hablo de ideología, hablo de la idea, de la abstracción que permite que todo sea posible, no de la vida concreta de las personas y de su situación real”, afirmó.
Actitud del Papa ante ataques e insultos
El Santo Padre describe que el diálogo judeo-cristiano avanza: “Es absolutamente necesario evitar que haya interrupciones, que el diálogo se rompa, que se interrumpa por malentendidos, como sucede a veces”. Sobre superar a la gente que le mira con sospecha, aclara que, por ejemplo, “hay una gran cadena de televisión católica que habla continuamente mal del Papa sin ningún problema. Puede que yo personalmente me merezca estos ataques e insultos, porque soy un pecador, pero la Iglesia no se merece esto: es obra del diablo. Incluso se lo dije a algunos de ellos”.
“También hay clérigos que hacen comentarios desagradables sobre mí. A veces pierdo la paciencia, especialmente cuando emiten juicios sin entrar en un diálogo verdadero. Ahí no puedo hacer nada. Por mi parte, sigo adelante sin entrar en su mundo de ideas y fantasías. No quiero entrar y por eso prefiero predicar, predicar… Algunos me acusaban de no hablar de la santidad. Dicen que hablo siempre de la cuestión social y que soy un comunista. Y sin embargo escribí una Exhortación apostólica completa sobre la santidad, la Gaudate et Exsultate”, apuntó.
Asimismo, respecto a la limitación de la Misa Tridentina, mostró su esperanza en que “la decisión de acabar con el automatismo del rito antiguo podamos volver a las verdaderas intenciones de Benedicto XVI y de Juan Pablo II. Mi decisión es el fruto de una consulta con todos los obispos del mundo realizada el año pasado. En adelante, quien quiera celebrar con el vetus ordo debe pedir permiso a Roma, como sucede con el biritualismo. Pero hay jóvenes que después de un mes de su ordenación van donde el obispo a pedirlo. Este es un fenómeno que muestra que estamos retrocediendo”.
Migración y refugiados
Sobre la cuestión migratoria, el Sucesor de Pedro asegura la necesidad de “acoger a los inmigrantes, pero no solo eso: es necesario acoger, proteger, promover e integrar. Una acogida verdadera requiere del cumplimiento de cada una de estas etapas. Cada país debe saber hasta qué punto puede hacerlo. Dejar a los inmigrantes sin integración es como dejarlos en la miseria, equivale a no acogerlos”.
“Pero es necesario estudiar bien el fenómeno y comprender las causas, especialmente las geopolíticas. Es necesario entender qué sucede en el Mediterráneo y cuales son las tácticas de las potencias que dan a ese mar, para controlarlo y dominarlo. Y entender el por qué y cuáles son las consecuencias”, concluye.