En la audiencia general de esta mañana, el Papa Francisco ha reflexionado sobre “una dificultad que para muchos supone una verdadera piedra de tropiezo en su vida espiritual. ¿Es verdad que Dios nos escucha? Y si lo hace, ¿por qué no obtengo lo que pido?”.
Hoy, 26 de mayo de 2021, el Santo Padre ha presidido la audiencia general en el patio San Dámaso del Palacio Apostólico vaticano, transmitida en directo, de nuevo con fieles, adaptándose a las medidas de prevención frente a la COVID-19, y ha seguido con el ciclo de catequesis sobre la oración, centrándose en el tema “La certeza de ser escuchado”.
Mirada limitada
El Pontífice ha expuesto dos respuestas a la cuestión de no saber si Dios escucha la oración realizada. La primera y más obvia, “es que nuestra mirada sobre las cosas es limitada y en la oración deberíamos intentar escuchar su voz y conformarnos a su designio de amor”.
“Esta es la lección del Padrenuestro que en sus tres primeras peticiones nos llama a ponernos de parte de Dios: para que se haga la voluntad de Él, venga su reino y sea santificado su nombre. Lo contrario sería una suerte de magia que busca satisfacer los propios deseos, los propios intereses sin verificar si son o no conformes al proyecto de Dios”, subraya.
Tiempos del Señor
La segunda respuesta, prosigue el Papa, “es más delicada, pues muchas personas rezan de forma humilde y piden cosas buenas, sin embargo, Dios no siempre responde en la forma que esperamos”. Aquí, destaca, “puede ser interesante fijarnos en la lección que nos da el Evangelio. Jesús recibe muchas peticiones de multitud de fieles que se acercan a Él, a veces la respuesta es inmediata”.
En otras ocasiones, describe, “el Señor nos llama a la perseverancia, como a la mujer cananea que pedía por su hija, o a embarcarnos en un viaje de fe. Es el caso de Jairo, el jefe de la sinagoga, primero siente que Jesús se detiene para atender otra petición, después recibe la noticia de que ya no hay esperanza”.
“En todas estas situaciones Jesús nos llama a crecer en la fe, de modo que sea esta virtud la que guíe nuestra oración y todos nuestros deseos tengan como fin la mayor gloria de Dios”, concluye.
Dejarse guiar por el Espíritu
En las peticiones realizadas en su habitual saludo a los peregrinos de lengua española, de España y Latinoamérica, dirigiendo su mirada al público, el Papa ha citado especialmente a los fieles de México, Perú y Venezuela. Les ha animado a “dejarse guiar por el Espíritu que clama en nuestro interior ‘Abba, Padre’”.
Asimismo, ha exhortado a pedir “crecer en la fe, la esperanza y la caridad, para en todo y por todo buscar la gloria de Dios y la salvación de los hombres”.