El pasado sábado 18 de septiembre de 2021, el Papa Francisco recibió en audiencia en el Aula Pablo VI del Palacio Apostólico Vaticano a casi 4.000 fieles de la diócesis de Roma con motivo del inicio de un proceso sinodal que comenzará en el próximo mes de octubre y, según explicó él mismo, significa a veces “salir, cambiar de dirección, superar convicciones que nos frenan y nos impiden avanzar y caminar juntos”.
Según relató Vatican News en una nota, el Santo Padre afirmó en su discurso a los fieles romanos que el sínodo próximo, cuyo tema es “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión”, es un camino en el que está comprometida la Iglesia. Se trata por tanto de un itinerario que concluirá en 2023 y que ha sido concebido como un “dinamismo de escucha recíproca, realizado a todos los niveles de la Iglesia, que implica a todo el pueblo de Dios”.
Forma, estilo y misión de la Iglesia
Respecto a la primera etapa sinodal, de octubre de 2021 a abril de 2022, que concierne a las iglesias diocesanas, el Papa dijo lo siguiente: “Por eso estoy aquí, como su obispo, para compartir, porque es muy importante que la diócesis de Roma se comprometa con convicción en este camino”. Además, señaló que “la sinodalidad expresa la naturaleza de la Iglesia, su forma, su estilo, su misión”. La palabra “sínodo”, de hecho, contiene todo lo que necesitamos entender: “caminar juntos”.
Seguidamente, citó el libro de los Hechos de los Apóstoles como el “primer y más importante ‘manual’ de eclesiología”, el que, apuntó, “narra la historia de un camino que comienza en Jerusalén y que, tras un largo recorrido, termina en Roma”. Este camino, añadió, cuenta la historia del Pueblo caminando con la Palabra de Dios: “Todos son protagonistas, nadie puede ser considerado un mero extra”.
Haciendo un paréntesis, manifestó los problemas que aparecen en la organización del creciente número de cristianos, y “especialmente en la atención a las necesidades de los pobres”. El camino para encontrar una solución, continúo, citando de nuevo los Hechos de los Apóstoles, “es reunir a la asamblea de discípulos y tomar la decisión de nombrar a esos siete hombres que se comprometan a tiempo completo con la diaconía, el servicio de las misas”.
Horizontalidad de la Iglesia
Hablando de la fase diocesana, el Pontífice aseguró su importancia porque implica escuchar a la totalidad de los bautizados, por lo que subrayó lo siguiente: “Hay mucha resistencia a superar la imagen de una Iglesia rígidamente dividida entre dirigentes y subordinados, entre los que enseñan y los que tienen que aprender, olvidando que a Dios le gusta volcar las posiciones. Caminar juntos descubre la horizontalidad y no la verticalidad como línea”.
El sensus fidei (sentido de la fe), añadió, “capacita a todos en la dignidad de la función profética de Jesucristo”, para poder “discernir cuáles son los caminos del Evangelio en el presente”. Acto seguido, explicó que “el ejercicio del sensus fidei no puede reducirse a la comunicación y a la comparación de las opiniones que podamos tener sobre tal o cual tema, tal aspecto de la doctrina, o tal regla de disciplina”, y que “tampoco puede prevalecer la idea de distinguir mayorías y minorías”.
Abierto a todos
Francisco, relata el medio vaticano, también hizo hincapié en que “es necesario sentirse parte de un único gran pueblo destinatario de las promesas divinas”, y estar abiertos “a un futuro que espera a todos para participar en el banquete preparado por Dios para todos los pueblos”.
Asimismo, habló del concepto de Pueblo de Dios, en el que “puede haber hermenéuticas rígidas y antagónicas, quedando atrapados en la idea de una exclusividad, de un privilegio, como sucedió con la interpretación del concepto de ‘elección’, que los profetas corrigieron, indicando cómo debe entenderse correctamente”. De hecho, reflexionó, es un “un don que alguien recibe para todos, que hemos recibido para los demás, una responsabilidad”.
Escuchar y acoger
En el camino sinodal, advirtió el Obispo de Roma, la escucha debe terne en cuenta el sensus fidei, pero no debe dejar de lado todas esas “corazonadas” que se hacen carne donde no se espera. Puede haber una “corazonada sin ciudadanía”, pero no por ello es menos eficaz. Y dijo lo siguiente: “He venido aquí para animarlos a tomar en serio este proceso sinodal y para decirles que el Espíritu Santo los necesita”.
Por último, el Sucesor de Pedro animó a todos a escuchar al Espíritu Santo escuchándose a sí mismos, e invitó a no dejar a nadie atrás: “Algo que vale no sólo para los presentes, sino para toda la Iglesia, que no se fortalece sólo reformando estructuras, dando instrucciones, ofreciendo retiros y conferencias, o a fuerza de directivas y programas, sino si redescubre que es un pueblo que desea caminar junto, entre sí y con la humanidad”.