Padre Ángel Espinosa de los Monteros: Quiero recordar tu rostro

Metapintura. Un viaje a la idea del arte - Exposición - Museo Nacional del Prado

El Padre Ángel Espinosa de los Monteros trae a los lectores de Exaudi en su sección Reflexiones, el tema «Quiero recordar tu rostro»

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Queridos amigos, soy el padre Ángel Espinosa de los Monteros. Hoy me pongo los lentes para leerles algo hermoso que me ha llegado y que creo vale la pena compartir con todos ustedes.

«Quiero recordar tu rostro para que, cuando te encuentre en el cielo, pueda reconocerte y agradecerte una vez más«.

Esta frase tiene un significado especial que me recuerda una historia del multimillonario nigeriano Femi Otedola. En una entrevista telefónica, un locutor de radio le preguntó cuál había sido el momento más feliz de su vida. Femi respondió que había pasado por cuatro etapas de felicidad antes de entender el verdadero significado de esta.

La primera etapa fue acumular riqueza y medios, pero no encontró la felicidad que buscaba, a pesar de tener abundancia material. En la segunda etapa, coleccionó objetos de valor y artículos preciosos, pero nuevamente, la felicidad que brindaban era temporal y efímera. La tercera etapa implicó la realización de grandes proyectos, como convertirse en el mayor proveedor de diésel en Nigeria y África. Sin embargo, ni siquiera aquí encontró la felicidad duradera.

La verdadera felicidad llegó en la cuarta etapa, cuando un amigo le pidió que comprara sillas de ruedas para 200 niños discapacitados. Femi aceptó, compró las sillas y fue a entregarlas personalmente. Al ver el brillo de felicidad en los rostros de los niños, sintió una alegría genuina. Uno de los niños le agarró las piernas y, al preguntarle si necesitaba algo más, el niño respondió: «Quiero recordar tu rostro para que, cuando te encuentre en el cielo, pueda reconocerte y agradecerte una vez más». Este momento no solo hizo feliz a Femi, sino que cambió su actitud hacia la vida.


Esta historia nos enseña que la verdadera felicidad no está en las riquezas, los objetos valiosos o los grandes logros, sino en el bien que hacemos a los demás. Ojalá esta reflexión llegue a todas las personas, especialmente a aquellas ricas y poderosas, para que comprendan que lo más importante es hacer el bien.

Recordemos que todo lo material es pasajero, pero el bien que hacemos es eterno. Imagina a tus seres queridos deseando volver a ver tu rostro en el cielo para agradecerte por todo el amor y apoyo que les diste. Hagamos todo el bien que podamos, no para recibir algo a cambio, sino porque es lo correcto.

Queridos amigos, hagamos todo el bien que podamos y que Dios los bendiga siempre. Soy el padre Ángel Espinosa de los Monteros. Gracias por leer este artículo. Suscríbete para más contenido y sígueme en todas mis redes sociales. Que Dios los bendiga siempre.

A continuación la reflexión completa:

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