El Papa Francisco ha propuesto una oración a san José para novios y esposos, con el fin de “fortificar el amor para que sea duradero frente a las pruebas del tiempo. El amor de una pareja va adelante en la vida y madura cada día. El amor del noviazgo es un poco —permitidme la palabra— un poco romántico”, expuso el Santo Padre en la audiencia general del 1 de diciembre de 2021, al final de su catequesis.
Francisco continuó el pasado miércoles con el ciclo de catequesis centrando su meditación en san José, sobre el tema: “José, hombre justo y esposo de María (cf: Mt 1,18-19).
Sobre las relaciones de amor, el Papa explica que la primera fase siempre está marcada “por un cierto encanto, que nos hace vivir inmersos en un imaginario que a menudo no corresponde con la realidad de los hechos”. Pero precisamente cuando el enamoramiento con sus expectativas parece terminar, “ahí puede comenzar el amor verdadero”. De este modo, “amar de hecho no es pretender que el otro o la vida corresponda con nuestra imaginación; significa más bien elegir en plena libertad tomar la responsabilidad de la vida, así como se nos ofrece”. Es por esto por lo que José “nos da una lección importante, elige a María ‘con los ojos abiertos’”.
El Pontífice aconseja también qué hacer para que no se dañe la vida del matrimonio: “Escuchad bien: no terminar nunca el día sin hacer las paces. Hemos peleado, yo te he dicho palabrotas, Dios mío, te he dicho cosas feas. Pero ahora termina la jornada: tengo que hacer las paces. ¿Sabéis por qué? Porque la guerra fría al día siguiente es muy peligrosa. No dejéis que el día siguiente empiece con una guerra. Por eso hacer las paces antes de ir a la cama. Recordadlo siempre: nunca terminar el día sin hacer las paces. Y esto os ayudará en la vida matrimonial. Este recorrido del enamoramiento al amor maduro es una elección exigente, pero tenemos que ir sobre ese camino”, dijo antes de proponer la siguiente plegaria.
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San José,
tú que has amado a María con libertad,
y has elegido renunciar a tu imaginario para hacer espacio a la realidad,
ayuda a cada uno de nosotros a dejarnos sorprender por Dios
y a acoger la vida no como un imprevisto del que defendernos,
sino como un misterio que esconde el secreto de la verdadera alegría.
Obtén para todos los novios cristianos la alegría y la radicalidad,
pero conservando siempre la conciencia
de que solo la misericordia y el perdón hacen posible el amor. Amén.