Este pasado lunes 15 de mayo, Mons. Aldo Cavalli, representante del Papa para la Parroquia de Medjugorje, concluía su visita al Presidente de la Conferencia Episcopal Española, D. Juan José Omella, y a los fieles y sacerdotes en Barcelona y Madrid, para volver a esta aldea a cuya solicitud y cuidado pastoral le ha confiado el Papa.
Una visita rápida y muy localizada que puede pasar desapercibida para la mayoría de los pastores y fieles españoles. Sin embargo, a pesar de la sencillez del mismo representante del Papa, de los miembros de la Fundación Centro Medjugorje para España e Iberoamérica que la organizó, y de los mismos actos que han tenido lugar en estas dos ciudades en las que ha estado, su visita tiene en sí misma una grandísima trascendencia.
El hecho de que esta visita se haya realizado como respuesta a una invitación personal del representante de los Obispos españoles, el Cardenal Arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, pone de manifiesto la importancia y el valor de esta visita.
Su estancia entre nosotros como representante personal del Papa allí, y por lo tanto representante de la Iglesia universal, ha querido visibilizar por una parte la aceptación que Medjugorje tiene en la Iglesia como lugar de peregrinación y como centro particular de interés para ella, y también invitar a los católicos españoles, pastores y fieles, a normalizar su relación con este espiritual centro internacional de peregrinación, invitando sencilla y delicadamente a peregrinar a Medjugorje.
Esta visita, pues, debe ayudar a cerrar una etapa de incomodidad, falta de comprensión, recelo y desconfianza, incluso de rechazo en algunos casos ante Medjugorje, por parte de la Iglesia española.
Con este posicionamiento no sólo se vio perjudicada la acogida de la gracia que hoy la Iglesia reconoce oficialmente vinculada a Medjugorje, sino que muchos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que habían recibido esta gracia y la compartían con los demás con alegría, entusiasmo, con un gran espíritu apostólico y con una enorme esperanza para España, pasaron a ser vistos como desobedientes, rebeldes, incluso sospechosos.
Las disposiciones tomadas en ese periodo, y la sospecha y prevención contra Medjugorje que generó, provocaron una gran confusión en el pueblo de Dios y un gran dolor en aquellos que sólo podían estar agradecidos al Cielo por lo que en ese lugar de gracia habían recibido, y frenaron el impulso de una extraordinaria gracia de la que eran testigos quienes la habían recibido (una buena parte de ellos alejados durante años de la Iglesia y de la práctica de los sacramentos).
Ante la intensa resistencia que estaba recibiendo Medjugorje, el Papa Francisco, bien informado de las muchas conversiones que estaban sucediendo allí, de la vida cristiana que estaba generando, y de las muchas vocaciones sacerdotales y religiosas surgidas en este lugar, salió en su defensa. Además, respecto a la fuerte oposición que por otra parte estaba sufriendo Medjugorje para que la Comisión confiada por el Papa Benedicto XVI al Cardenal Ruini no pudiera terminar su trabajo, el Papa Francisco intervino en dos ocasiones para defender Medjugorje de sus adversarios, como ha afirmado el mismo Cardenal Ruini en una entrevista que publicó el semanario de la principal archidiócesis de Roma con motivo de los 40 años de su ordenación episcopal, ‘Roma Sette’, y de la que se ha hecho eco la revista española ‘Vida Nueva’: “El papa Francisco, a petición mía, intervino dos veces para detener a aquellos en el Vaticano que querían impedir que nuestra Comisión completara su trabajo”[1]. Esta comisión vaticana, constituida el 17 de marzo de 2010 y confiada al Cardenal Ruini, un cardenal más que respetado por ser el vicario de Roma y presidente del Episcopado italiano, se reunió hasta 17 veces para evaluar la sobrenaturalidad o no del fenómeno Medjugorje, incluyendo viajes sobre el terreno y entrevistas a los videntes. Su resultado, filtrado a los medios, fue extraordinariamente positivo: Trece votos a favor, uno en contra y otro en blanco respecto al reconocimiento de las siete primeras apariciones que tuvieron lugar entre el 24 de junio y el 3 de julio de 1981.
Tras el veredicto, y para evitar divisiones en la Iglesia por este asunto, la Santa Sede optó por la prudencia sin ir más allá de ese discernimiento de la Comisión, reservándose el derecho de otorgar un aval pontificio sobre las apariciones. La Comisión Ruini recomendó crear en Medjugorje una autoridad dependiente de la Santa Sede y la transformación de la parroquia en santuario pontificio para ofrecer todas las garantías pastorales y de gestión a los millones de peregrinos que acuden allí. Lo primero ya lo ha hecho el Vaticano. Lo segundo, aunque aún no lo ha nombrado santuario pontificio, en la práctica, con la disposición que autoriza las peregrinaciones oficiales y con el envío de un representante personal del Papa, se ha convertido en un lugar de peregrinación amparado, acompañado y animado por el Vaticano.
En 2018, el Papa Francisco nombraba a Henryk Hoser, arzobispo emérito de Warszawa-Praga en Polonia, visitante apostólico especial para la parroquia de Medjugorje. Al año siguiente, el Santo Padre autorizaba que las parroquias y las diócesis pudieran organizar peregrinaciones oficiales a Medjugorje, aunque esta autorización no significaba una “autenticación de los acontecimientos conocidos que aún requieren un examen por parte de la Iglesia”. Tras el fallecimiento del arzobispo Henryk Hoser, el 13 de agosto de 2021, el 27 de noviembre de 2021 fue nombrado nuevo representante del Papa Mons. Aldo Cavalli, el nuncio apostólico con la carrera más prolongada en activo.
La visita, pues, del representante del Papa para Medjugorje al Presidente de la Conferencia Episcopal Española, y a dos de las más grandes ciudades de España, como son Barcelona y Madrid, ha sido la visibilización del fin de una etapa y del comienzo de otra nueva, tanto en la relación de la Iglesia española con Medjugorje como en la relación de Medjugorje con la Iglesia española. Debe contribuir a cerrar un capítulo en la relación de la Iglesia española con Medjugorje y a abrir uno nuevo.
A través de su encuentro con el representante de los Obispos españoles y con los pastores y el pueblo fiel que lo han acogido en las dos ciudades que ha visitado, el representante del Papa ha querido hacer llegar a todos los fieles españoles un mensaje de confianza en Medjugorje, compartiendo personalmente y como representante del Papa, con mucha sencillez, pero con convicción, la gracia particular presente en Medjugorje.
Como representante del Papa y de la Iglesia allí, no puede ir más allá de los últimos pronunciamientos oficiales que la Iglesia ha realizado sobre este particular lugar de peregrinación, visitado a partir de los hechos que hace poco más de cuarenta años empezaron a ocurrir allí por más de treinta millones de peregrinos, siendo en la actualidad el tercer lugar de peregrinación más visitado de la Cristiandad, con más de un millón de peregrinos al año.
La misión del representante del Papa no es pronunciarse sobre los hechos de carácter sobrenatural que pudieran estar ocurriendo allí sino mostrar la atención pastoral del Papa y de la Iglesia por este lugar de peregrinación.
Pero el hecho de que el representante del Papa no tenga por misión confirmar la sobrenaturalidad de las apariciones mientras estas continúen, debiendo esperar también él el juicio definitivo de la Iglesia sobre su sobrenaturalidad, no quita para que de forma personal y como representante del Papa allí no sea testigo de las cosas que allí están sucediendo y las comparta con gran sencillez y con gran agradecimiento.
Sin embargo, desde la experiencia de lo que él ha vivido y vive allí desde que el Papa le confió esta misión, nos ha animado a todos durante estos días a peregrinar allí y a compartir esta gracia con nuestros pastores y con todos nuestros hermanos.
Tanto a los sacerdotes y fieles en Barcelona y en Madrid, como a toda España a través de las declaraciones y entrevistas que ha ofrecido a los diferentes medios de comunicación, el representante del Papa nos ha dirigido a todos un mismo mensaje:
Medjugorje es un lugar sencillo, pero singular, de peregrinación
“¿Por qué viene tanta gente a Medjugorje?”, se ha preguntado en alto Mons. Cavalli. Su respuesta: “Hay una razón. En mis encuentros con los peregrinos, lo que recibo de ellos es que no vienen para divertirse, ni por las cosas que puedan encontrar allí, ni por ningún otro motivo… Siempre he notado que vienen de diferentes partes del mundo con el deseo de encontrarse con el Señor, de orar, y de estar con la Virgen María”.
Medjugorje es un lugar de gracia singular en el que Dios y la Virgen María están muy presentes, un lugar de oración y de conversión
¿Y cuál es esta gracia? La de ser un lugar en el que “quien va experimenta una presencia muy intensa de Dios y de la Virgen María, un lugar de gracia, de oración, de conversión, de cambio de vida”. “Todos quedan envueltos por una profunda paz, que toca el corazón de cada uno de ellos”.
“Medjugorje es un lugar al que la gente va a rezar, un lugar en el que la gente se confiesa para cambiar su vida, un lugar en el que las personas libremente responden al Señor”. “Es un lugar de gracia, de conversión, un lugar en el que cuando alguien llega, el Señor la pone dentro su gracia”. “Un lugar en el que cuando la persona que va se queda rezando un día, dos días, tres días, es decir, participando en la Eucaristía, en la adoración, yendo a la colina rezando el rosario, subiendo a la cruz meditando en el Señor Jesús, la persona normalmente se confiesa porque quiere realizar un cambio de vida, porque desea y quiere cambiar su vida”. Y junto a esta gracia de conversión, la presencia especial de la Virgen María: “En este lugar la presencia de la Virgen María es muy evidente”. “Ella nos acompaña para encontrar al Señor Jesús, esto es Medjugorje”.
Su misión: Colaborar con los frailes franciscanos de la parroquia y los laicos que trabajan allí con un solo objetivo: que los peregrinos encuentren al Señor, cooperando con la gracia.
En la comida que tuvo el domingo con sacerdotes y laicos, señaló este punto central de toda la acción pastoral de la parroquia de Medjugorje: “Lo que se trata de hacer no es nada complicado, únicamente llamar a los fieles a centrarse en la gracia que tiene Medjugorje, que es la oración, la celebración de la Eucaristía y la adoración, la confesión, dejando a un lado todo lo que pueda distraer esto. Ayudar a acoger estos medios que realizan la conversión del corazón. Esta es la tarea fundamental, es decir la cooperación con la gracia”. Hay una gracia en Medjugorje y hemos de ayudar a todos a acoger esta gracia, nos indicó monseñor Cavalli.
En definitiva, su misión entre nosotros ha sido la de mostrar lo que sucede en Medjugorje, animar a todos los que han recibido esa gracia a que sigan dando a conocer este lugar, a que sigan impulsando las peregrinaciones, y mostrar a toda la Iglesia española el bien que se recibe allí, desterrando ideas que hayan marcado la relación con este lugar en el pasado y animando a todos a peregrinar allí.
La visita del representante del Papa para Medjugorje, con su cercanía, su comprensión, su interés y solicitud pastoral por todos, ha de ser motivo de sincero agradecimiento y de gran alegría tanto para aquellos que dan gracias al cielo por las bendiciones que han recibido y que están recibiendo en este lugar de Gracia como para toda la Iglesia que peregrina en España, que ahora puede con más seguridad y confianza valorar y abrirse, como nos ha animado el mismo representante del Papa, a la gracia vinculada a este lugar que aguarda a todo el que la desee recibir.
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[1] Cfr. Vida Nueva, José Beltrán, ¿Quién quiso acabar con la comisión de investigación sobre Medjugorje?, 15 de mayo de 2023.
Puede conocer más sobre la visita de Mons. Cavalli en este artículo de Exaudi