Hoy quiero dirigirme a todos los papás y mamás que están preocupados porque sienten que sus hijos ya no los escuchan. Quiero compartir una reflexión breve y sencilla: no te preocupes si tus hijos no te escuchan, te observan todo el día.
La Importancia del Ejemplo
Esta frase tiene dos maneras de aplicarse: para bien o para mal. Piensa en esto: aunque no les digas directamente a tus hijos que hagan algo, ellos están aprendiendo de ti a través de tus acciones. Si tus hijos te ven comportándote mal, usando malas palabras, llegando tarde, tratando mal a tu pareja o cometiendo actos deshonestos, están absorbiendo esos comportamientos. Incluso si no les dices que actúen de esa manera, tu ejemplo negativo habla más fuerte que cualquier palabra.
Influencias Negativas
Además, debemos ser conscientes de lo que vemos y escuchamos en casa. Los programas de televisión superficiales, la música sin sentido y las críticas constantes también influyen en nuestros hijos. La superficialidad y la ligereza de nuestras vidas pueden transmitir a nuestros hijos que la vida no tiene un propósito profundo, más allá de la diversión y la satisfacción personal. No es necesario que les envenenes con tus palabras; basta con que vean tu comportamiento para aprenderlo.
La Influencia Positiva
Pero también, esta observación constante puede ser una fuerza positiva. Padres y madres que sufren por las acciones de sus hijos, no se desanimen. Aunque sientan que sus hijos no los escuchan, sigan poniendo buenos cimientos. Vayan a misa, realicen obras de caridad, mantengan conversaciones llenas de amor y respeto. Tus hijos te están observando y esas acciones positivas dejarán una huella en ellos.
Ejemplos de Vida
No necesitas decirles que deben hacer el bien; simplemente, hazlo tú. Santa Mónica es un gran ejemplo de esto. Aunque su hijo, San Agustín, no la escuchaba, sus acciones y su vida virtuosa dejaron una profunda impresión en él. Todos queremos que nuestros hijos nos vean como ejemplos de bondad y rectitud.
Reflexión Final
No juzguemos a nuestros padres por sus errores, ya que todos cometemos errores y todos venimos de diferentes contextos. Reconozcamos sus carencias sin juzgarlos. Pero nosotros, como padres, debemos esforzarnos por ser ejemplos positivos. Hagamos todo el bien que podamos y recordemos que nuestros hijos están siempre observando.
Que Dios los bendiga siempre y sigamos esforzándonos por ser el mejor ejemplo para nuestros hijos.
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