Nithin Joji Karimpanmackal, seminarista de rito siro-malabar, de la diócesis de Kerala (India), se encuentra en su tercer año de Teología en las Facultades Eclesiásticas de la Universidad de Navarra y reside en el seminario internacional Bidasoa.
A sus 25 años, además de continuar su formación en Pamplona, ha colaborado este verano en la pastoral de la colegiata y basílica de san Isidro, en Madrid, ayudando a su párroco, don Ángel Luis Miralles, y atendiendo a la pequeña pero ferviente comunidad católica de rito siro-malabar que hay en la capital española y que está compuesta por unas 80 personas.
La Misa de rito siro-malabar
Cada domingo, la colegiata de san Isidro celebra una Misa de rito siro-malabar a las cinco de la tarde y que dura aproximadamente unas dos horas. Esta celebración es un punto de encuentro para los fieles de esta tradición litúrgica en Madrid.
Nithin señala la gran cercanía que existe entre los párrocos y los fieles en su diócesis de Kerala, un aspecto que busca mantener en Madrid: «El rito siro-malabar proviene del apóstol santo Tomás. Actualmente, contamos con unos 500 sacerdotes en Kerala», comenta con orgullo.
Colas para confesar en san Isidro
Durante su estancia en Madrid, Nithin ha quedado impresionado por la devoción de los madrileños hacia san Isidro y el Jesús del Gran Poder, venerado en la colegiata. Además, le ha sorprendido la cantidad de fieles que acuden con cierta frecuencia a confesarse: «Es impresionante, hay colas para confesar, algo que no es tan común en otros lugares», relata.
Una vocación desde los 15 años
Nithin nació el 8 de enero de 1999 en Alappuzha, Kerala (India). Es hijo de Joji Thomas y Sherly Joji, y tiene un hermano mayor, Jithin Joji Thomas. Su vocación para ser sacerdote comenzó a una temprana edad: a los 15 años ingresó en el seminario menor, tras completar su educación Primaria en su ciudad natal, Manimala.
En 2014, ingresó en el seminario menor de la archidiócesis de Changanaserry en Kerala, donde residió durante su formación. Posteriormente, se graduó en Comercio, especializándose en finanzas e impuestos en el St. Berchmans Autonomous College, afiliado a la Universidad Mahatma Gandhi de Kerala.
Tras completar su Licenciatura en 2020, continuó sus estudios filosóficos en el Instituto de Filosofía Jeevalaya, en Bengaluru, afiliado a la Universidad Urbaniana de Roma.
Después de sus estudios filosóficos, Nithin participó en un programa de regencia, sirviendo como secretario en la oficina del arzobispo emérito Joseph Powathil. También colaboró con ‘Apóstol’, una iniciativa educativa de la archidiócesis que apoya a estudiantes desde el 7º grado hasta niveles superiores, acompañándolos en su discernimiento vocacional.
Formación en el seminario internacional Bidasoa
Finalizado el programa de regencia, su obispo le envió a España para continuar su formación teológica en el seminario internacional Bidasoa y en la Universidad de Navarra, en Pamplona.
«Gracias a Dios, he terminado mi segundo año de Teología y me siento agradecido a los benefactores de la Fundación CARF que me han apoyado en mi formación. La experiencia de convivir con seminaristas de diversas culturas y tradiciones es enriquecedora, y el ambiente en Bidasoa favorece una mayor cercanía con Dios», destaca Nithin.
Pauline Mathias, seminarista de Tanzania en Madrid
Pauline Mathias es otro seminarista, de Tanzania, de la diócesis de Mwanza, que está realizando su pastoral en la parroquia de san Manuel González de san Sebastián de los Reyes en Madrid. Estudia 3º de Teología la UNAV y reside también en el seminario internacional Bidasoa. «Estoy muy contento de convivir con diferentes seminaristas de todo el mundo», afirma y da las gracias a los benefactores por esta oportunidad.
Una relación cercana con los feligreses
Pauline explica que su actividad pastoral en Madrid incluye la preparación de la liturgia y la Misa, ayudando a la distribución de la Comunión. Pero lo que más le ha gustado es conocer y relacionarse con los feligreses y convivir con ellos, que incluso algunos gustan de invitarles a sus propias casas a pasar un rato. «Los cristianos de esta parroquia son muy amables, y es sorprendente ver la cantidad de personas que se acercan con frecuencia a confesarse», expresa.
También ha podido dedicarse a dar catequesis a los más jóvenes para apoyar así la labor del párroco don José María Marín y que puedan estar más cerca de Jesucristo.
Además, destaca el sentido de responsabilidad de los católicos de su país en las actividades parroquiales, algo que, según él, también podría inspirar a los católicos españoles. Y agradece todo el cariño y el apoyo que ha recibido y recibe de los benefactores y amigos de la Fundación CARF, gracias a cuya ayuda puede seguir con su formación académica, espiritual y humana.