El pasado domingo, 4 de julio de 2021, en la catedral de Managua se celebró a la Sangre de Cristo, la Eucaristía estuvo presidida por el cardenal Leopoldo Brenes, quien en su homilía afirmó que en el país hay personas que “quieren quitar fortaleza a la Iglesia”, en medio de la crisis sociopolítica que se agudiza y deja más de 21 líderes políticos detenidos.
Centenares de fieles participaron en la catedral metropolitana de Managua en la celebración litúrgica en honor a la preciosa Sangre de Cristo como es conocida entre los nicaragüenses.
“Hoy sentimos, en muchos momentos, personas que nos atacan, que atacan al Papa (Francisco), que de una u otra forma, quieren quitar fortaleza a la Iglesia, nos insultan, nos persiguen, nos calumnian, pero todo eso queda en el vacío cuando tenemos fuertemente nuestra esperanza y confianza en el Señor”, dijo el cardenal, también presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua y arzobispo de Managua.
“Tenemos dificultades, tenemos problemas, tenemos problemas de la pandemia que nos desesperan, tenemos nuestros problemas políticos, sociales, económicos, familias que sufren porque muchos de sus familiares están privados de libertad”, expresó Brenes quien puso las intenciones del pueblo ante la Sangre de Cristo.
Crisis institucional, política y económica
Según informa la prensa internacional, Nicaragua experimenta actualmente una ola de detenciones por motivos políticos, que hasta el momento solo ha afectado a líderes de la oposición. De acuerdo a la agencia misionera Fides, quienes se identifican como partidarios del presidente Daniel Ortega han insistido públicamente en que incluso los obispos pueden ser arrestados.
El Episcopado nicaragüense en su último mensaje, difundido el 11 pasado junio, se refirió a la grave crisis institucional, política y económica que atraviesa el país, la cual se agravó de cara a las elecciones generales del próximo 7 de noviembre y pidieron se respete la democracia.
En el documento también exhortan a que en el país se desarrollen elecciones libres, transparentes y observadas; llama a parar la persecución contra opositores y periodistas, pide diálogo sin pactos ni repartición de cuotas de poder, insta a los gobernantes a respetar la voz del pueblo expresada en el voto, y propone como la ruta para el cambio la unidad efectiva de todos los sectores.
Las relaciones entre la Iglesia católica local y el presidente Daniel Ortega se rompieron en julio de 2018, cuando el presidente nicaragüense acusó a los obispos de planificar un supuesto “golpe de Estado”, tal como llamó el mandatario a las manifestaciones antigubernamentales de ese año. Estas relaciones se distanciaron aún más con la quema en agosto de 2020 de la venerada imagen de la Sangre de Cristo, que este año cumpliría 383 años de haber llegado a Nicaragua bajo la devoción y piedad de los frailes franciscanos capuchinos.
Según la citada agencia misionera, la Iglesia manifestó en su momento que este tipo de actos vandálicos “representan una grave persecución contra la Iglesia Católica, sus Pastores y todos los fieles, en contradicción con la libertad religiosa garantizada por nuestra Constitución”.
Mons. Báez: Jesús enseña a la Iglesia a no atemorizarse
Por su parte, monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la arquidiócesis de Managua, llamó a los creyentes a buscar el bien y la justicia, sin temor a las amenazas y persecución. Al mismo tiempo, instó a los fieles a escuchar la voz de Dios a través de sus profetas debido a que una sociedad sin profetas se vuelve “injusta, cruel e inhumana”.
“La Iglesia y la sociedad necesitan profetas. Una Iglesia sin profetas se estanca y se vuelve indiferente y temerosa. Una sociedad sin profetas se vuelve injusta, cruel e inhumana”, manifestó el obispo en su homilía desde la Iglesia Agatha de Miami, Estados Unidos, lugar donde se encuentra debido a su exilio forzoso.
El obispo auxiliar de Managua recordó a los creyentes que Dios habla a través de gestos extraordinarios y eventos llamativos: “Jesús prefiere acercarse a nosotros humilde y escondido, revestido de pequeñez a través de la normalidad de la vida cotidiana. La fe auténtica necesariamente pasa por la desilusión y se purifica cuando en los momentos más oscuros de la vida aprendemos a confiar en Dios y a dejarnos sorprender por él”.
Monseñor Báez manifestó en su reflexión que los nicaragüenses necesitan purificar su fe para reconocer la presencia “humilde y escondida” de Dios en la vida de todos los días e invitó a eliminar las “etiquetas” que “prejuicios” que le ponen a otras personas.
“Tendemos a etiquetar a las personas por algo que han dicho o han hecho, nos dejamos llevar por prejuicios, no cuesta creer que las personas puedan cambiar. Todo esto daña mucho la convivencia (…) Siempre es dañino reducir la realidad a lo que entendemos y encerrarla en nuestros estrechos parámetros mentales”, concluyó.