El P. Jorge Miró comparte con los lectores de Exaudi su comentario sobre el Evangelio de hoy, domingo 11 de febrero de 2024, titulado “Necesitas ser sanado, ser rescatado, ser salvado: y sólo Jesucristo es El Salvador”
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La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos narra la curación de un leproso: Si quieres, puedes limpiarme, dice el leproso a Jesús. Quiero: queda limpio, le responde Jesús, tocándolo con la mano y curándolo de la lepra.
La lepra era una enfermedad temible que desfiguraba a la persona, que era declarada impura y era excluida del pueblo, por temor al contagio.
Pero ¿qué nos quiere decir a nosotros hoy este evangelio?
El pasado miércoles nos recordaba el Señor que lo que hace impuro al hombre es el pecado que sale del corazón del hombre.
Y ese pecado –el desobedecer la ley de Dios, los Mandamientos– desfigura la imagen de Dios que somos por la Creación y daña la comunión con la comunidad.
Además, la Palabra nos recuerda algo importante: tú no puedes salvarte a ti mismo, no te puedes curar a ti mismo. Necesitas ser sanado, ser rescatado, ser salvado: y sólo Jesucristo es El Salvador.
Y por eso, la Palabra nos invita a que tú y yo, como el leproso, con humildad nos acerquemos a Jesús, y le supliquemos: Si quieres, puedes limpiarme Si quieres. El leproso no exige, suplica. Todo es don, todo es gracia.
El Señor te invita a que no te quedes mirándote a ti y lamentándote por tus heridas y dolencias. Te invita a que levantes la mirada y le abras el corazón a Él, y le entregues todas tus dolencias: tus heridas, tus sufrimientos, tus debilidades, tus impotencias, tus pecados… Sólo Él puede sanarte. ¡Nadie te ama como Él!
Cristo es el verdadero «médico» de la humanidad, a quien el Padre celestial envió al mundo para curar al hombre, marcado en el cuerpo y en el espíritu por el pecado y por sus consecuencias
Todos los tiempos tienen su «lepra» y sus enfermedades. En el nuestro están ahí y de forma bien clamorosa. ¿Quiénes son los «leprosos» de nuestros días? Las víctimas de la cultura del descarte, especialmente las personas víctimas de las nuevas formas de “esclavitud”, los que no encuentran sentido a su vida, los que han perdido toda esperanza, los que viven abatidos por el peso de sus pecados y creen que no pueden salir de su postración, los que sufren por heridas abiertas que no encuentran sanación…
El Papa Francisco nos recuerda frecuentemente que hoy la Iglesia está llamada a ser un “hospital de campaña”.
Estamos llamados a experimentar el amor, el perdón y la compasión de Jesús con nosotros y llamados a vivir esa com-pasión con el hermano que sufre.
El Señor te invita hoy a que le prestes tu voz para anunciar la Buena Noticia a los que sufren; tus manos para vendar los corazones desgarrados; tu corazón para amar a los que nadie ama; tus pies para ser mensajero que anuncia la paz que viene del Señor, para poder reintegrar a todos en la familia de Dios.
¡Ven Espíritu Santo!