A través de un ataque masivo por sorpresa de aviones, helicópteros y artillería pesada, el ejército birmano tomó la iniciativa de eliminar la resistencia en el estado de Kayah, al este de Myanmar, habitado por la población étnica karenni. En el estado actúa la Karenni People’s Defence Force, que forma parte de la People’s Defence Force que el pueblo está organizando para resistir la represión en la región.
Tal y como informó el padre Paul Tinreh, sacerdote local y coordinador pastoral de la diócesis de Loikaw, a la Agencia Fides, en Kayah, donde los cristianos son aproximadamente un tercio de la población total de 300.000 habitantes, se ha producido un nuevo éxodo masivo de desplazados internos: “Como los soldados están disparando a la gente y saqueando sus propiedades, aproximadamente un tercio de la población total del estado de Kayah ha tenido que huir por su propia seguridad”.
Sucesos
El presbítero católico cuenta que, desde el 31 de mayo de 2021, el ejército está bombardeando constantemente Loikaw y Demoso con artillería, helicópteros de combate y cazabombarderos: “Las ciudades y los pueblos han sido atacados sin ninguna consideración por la seguridad de los civiles. Muchas personas necesitan urgentemente alimentos, medicinas y cobijo, ya que está comenzando la temporada de lluvias, y muchos tienen problemas estomacales, probablemente debido al agua sucia y al ambiente antihigiénico”.
A su vez, prosigue, “los militares han bloqueado las principales carreteras de acceso al estado para impedir que la población reciba ayuda humanitaria. Son responsables directos de la muerte de varios inocentes y de las lesiones de muchos. Las acciones militares son deplorables, deben ser detenidas inmediatamente. La gente está desesperada”.
Fides relata también que en Demoso, donde en los últimos días fueron asesinados dos jóvenes católicos que llevaban alimentos a los desplazados, los militares también han asaltado y saqueado la casa parroquial católica y el convento.
La ciudad de Loikaw también está en plena emergencia. El 29 de mayo, soldados birmanos mataron a Phrey Reh, de 50 años, un voluntario budista que colaboraba con el preseminario católico de Loikaw, que fue registrado violentamente por una patrulla que aterrorizaba a la población de la zona.
El hombre asesinado era un voluntario que ayudaba a preparar comida para los más de 1.300 desplazados internos que se habían refugiado en el recinto pre-seminario. “Los sacerdotes no pudieron hacer nada para evitar que los militares lo mataran. Desde hace varios días, el ejército sigue haciendo incursiones en los alrededores del Instituto, el convento y el Hogar de Ancianos”, señala Tinreh.
Movilización masiva
Como resultado del intenso bombardeo, informa el sacerdote, siete parroquias católicas de la diócesis de Loikaw están completamente abandonadas. Allí vivían unas 5.000 familias católicas con unos 35.000 fieles, ahora todos desplazados. Los 15 sacerdotes, 24 religiosas, 39 catequistas y más de 100 ayudantes voluntarios que realizaban labores pastorales, sociales y caritativas en esas parroquias están ahora al servicio de los refugiados, pero la ayuda humanitaria es escasa.
En toda la diócesis de Loikaw la población católica, toda ella de etnia karenni, incluida la que se encuentra en los campos de refugiados situados en la frontera entre Myanmar y Tailandia, supera los 91.000 habitantes. El personal eclesial, movilizado para la asistencia en esta dramática emergencia, está formado por 79 sacerdotes, 6 hermanos religiosos, 161 religiosas, 214 catequistas, 431 colaboradores laicos, repartidos en 58 iglesias, 136 capillas, 40 casas del clero y 47 conventos diocesanos.
Todas las estructuras católicas, en la medida de lo posible, se han transformado en refugios para los desplazados internos.