El ejército birmano ha vuelto a atacar el estado de Kayah, al este de Myanmar, esta vez a la iglesia Nuestra Señora de la Paz, en la parroquia de Dongankha, diócesis de Loikaw, causando daños considerables en la que ha sido la sexta estructura católica afectada por los militares.
Según informó la Agencia Fides ayer, lunes 7 de junio de 2021, el padre Paul Tinreh, sacerdote de dicha diócesis, contó que no hay registro de heridos ni víctimas, y la iglesia es una más entre los edificios afectados de la zona, pues varias viviendas han sido dañadas por los bombardeos indiscriminados efectuados el pasado domingo desde primera hora de la mañana.
Sucesos repetidos
De acuerdo a la citada fuente, desde hace semanas, la Iglesia local ha puesto sus instalaciones a disposición de los desplazados que huyen de los bombardeos: Junto al complejo eclesiástico, hay una casa de reposo gestionada por las Hermanas de la Reparación en la que se han refugiado, junto a las religiosas mayores, aproximadamente 150 personas vulnerables del pueblo de Dongankha, entre ellas mujeres, ancianos y niños.
“El párroco también vive con ellos, pero en realidad, no están al seguro. Desde que el estado de Kayah se ha convertido en una zona de guerra, ningún lugar es seguro”, señala el P. Francis Soe Naing, otro sacerdote local.
“Hemos apelado a los militares para que no ataquen las iglesias porque muchas personas, especialmente las más vulnerables, se refugian en ellas. Pero el llamamiento ha caído en saco roto. Una de las razones por las que atacan a la Iglesia católica es que, en colaboración con muchos donantes, la Iglesia católica ha tomado iniciativas de ayuda para más de un tercio de la población total del estado de Kayah (más de 300.000 personas) que se han visto desplazadas por la fuerza debido a los ataques indiscriminados del régimen militar”, añade el jesuita Wilbert Mireh. “Otra de las razones por las que atacan a las iglesias es porque ya no tienen ni un ápice de humanidad ni de corazón”, señala.
En la parroquia de Dongankha, alrededor de la iglesia que fue golpeada ayer, viven unas 800 familias católicas, por un toral de unas 4.600 personas, asistidas pastoralmente por tres sacerdotes, dos hermanos religiosos, cuatro monjas, un catequista y 15 asistentes pastorales voluntarios.
Según indica la Iglesia local, esta es la sexta vez en dos semanas que las iglesias o institutos católicos de Myanmar son golpeados o afectados por la violencia del ejército. En los últimos días ha sido atacada la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en el pueblo de Kayanthayar Sur, alcanzada por la artillería que destruyó el lado izquierdo de la iglesia, dejando cuatro muertos y muchos heridos.
También la catedral del Sagrado Corazón de Jesús, en la diócesis de Phekhon, la iglesia católica de San José, parroquia de Demoso, la de Nuestra Señora de Lourdes, en la parroquia de Domyalay, una iglesia recién construida y aún no inaugurada, y hay que añadir el asalto al Seminario Mayor Intermedio (donde hay 1. 300 refugiados) con el asesinato de un voluntario.