“Les pido que sean pacíficos y estratégicos para evitar la confrontación y la pérdida de vidas. Sigo apoyando y estando disponible para todos los esfuerzos e intervenciones no violentas y pacíficas. Estoy plenamente comprometido a todos los niveles para reducir la violencia en las calles y para la protección de vidas”.
En esta carta del 24 de marzo dirigida a todos los ciudadanos de Myanmar y especialmente a los jóvenes, el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon y presidente de los obispos asiáticos (FABC), hizo este llamamiento, al tiempo que reconoce plenamente el dolor y el sufrimiento que experimenta su pueblo.
Cuarenta días después del golpe de Estado en Myanmar que desencadenó protestas populares con decenas de muertos y miles de opositores detenidos, el cardenal habló de la situación en su país en una entrevista exclusiva con Exaudi.
En esta carta, el cardenal reconoce que el movimiento nacional de Myanmar “está basado en los valores de la democracia, la no violencia, la equidad y la solidaridad, y que busca la justicia para todos”. El movimiento “se ha ganado la admiración del mundo por su espontaneidad, creatividad, orden, capacidad de organización masiva y enfoque no violento”.
A continuación, el prelado asiático ilustró los retos que siempre acompañan a los movimientos históricos. Bo reconoció que la mayoría está haciendo todo lo posible por sobrevivir en circunstancias muy difíciles, incluido el reto de reunirse pacíficamente cuando se utiliza la violencia brutal contra el pueblo.
“Con el corazón roto y frustrado por la violencia a la que os enfrentáis y por el creciente número de muertos”, expresó el cardenal Bo, “os preguntáis si la lucha armada puede ser la mejor respuesta a la represión y brutalidad diarias a las que os enfrentáis”.
“Reconozco vuestro dolor, rabia y trauma”. Sin embargo, continúa, “os advierto que no debéis seguir el camino de la lucha violenta y os pido que sigáis siendo decididos y disciplinados en la no violencia. Vuestro impresionante movimiento se ha ganado la atención, la solidaridad, la admiración y el apoyo de todo el mundo por su carácter pacífico hasta ahora”.
Lamentando lo larga y sangrienta que ha sido la lucha de Myanmar, el cardenal subrayó que no hay soluciones fáciles. “El odio no se puede disipar con el odio, sino sólo con el amor; la oscuridad nunca se disipa con la oscuridad, sino sólo con la luz”, indicó.
Lamentando también que la violencia solo cosecha más violencia, el cardenal de Myanmar recordó que las religiones se adhieren a la no violencia porque esta es “intrínsicamente mala”.
“Condeno incondicionalmente todos los actos de violencia contra civiles desarmados” prosiguió el presidente de los obispos asíático, afirmando: “La vía de la lucha violenta incitará inicialmente a una parte de la población, pero a largo plazo alienará a la mayoría, perdiendo todo el apoyo y la buena voluntad no sólo en casa sino también con la comunidad internacional”.
Myanmar está saliendo de décadas de gobierno militar después de que el partido Liga Nacional para la Democracia de Aung San Suu Kyi ganara las elecciones de 2015 y posteriormente asumiera el poder. La minoría musulmana de los Rohingyas está considerada por la ONU como una de las más perseguidas. Según datos del Proyecto Arakan, organización humanitaria que defiende los derechos de los Rohingyas, desde 2010, unos 100.000 miembros de la minoría han huido de Birmania (Myanmar) por mar. La violencia entre budistas radicales y Rohingyas ha dejado, desde 2012, más de 200 muertos y 140.000 desplazados.
Según informa AP, después de casi medio siglo de gobierno militar, el golpe del 1 de febrero revirtió años de lento progreso hacia la democracia. Ese mismo día debía entrar en funciones un Parlamento recién elegido, que habría sido dirigido por el partido de Aung San Suu Kyi. En su lugar, ella, el presidente Win Myint y otros altos cargos, fueron detenidos. Desde entonces, ha habido un movimiento de protestas cada vez más violentas en ciudades de todo Myanmar.
El Santo Padre también hizo fuertes llamamientos a favor de la nación en crisis en sus recientes audiencias generales y Ángelus.
He aquí el texto completo de la carta del cardenal Bo facilitado a Deborah Lubov de Exaudi.
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24 de marzo de 2021
Quisiera extender mis saludos y bendiciones a todos los jóvenes y a todos los ciudadanos del país.
Siento una gran admiración y aprecio por vuestra contribución histórica y vuestro sacrificio por el bien común de nuestro país y nuestro pueblo.
El vuestro es un movimiento de ámbito nacional, basado en los valores de la democracia, la no violencia, la equidad y la solidaridad, y que busca la justicia para todos. Vuestro movimiento se ha ganado la admiración del mundo por su espontaneidad, creatividad, orden, capacidad de organización masiva y enfoque no violento.
Como todos los movimientos históricos, os enfrentáis a un gran número de retos:
Por un lado, estáis haciendo todo lo posible por sobrevivir en circunstancias muy difíciles: Violencia brutal contra el pueblo que hace cada vez más imposible las reuniones pacíficas; miedo, depresión y ansiedad sobre el curso de las acciones futuras; encontrar lugares seguros y vivir en la angustia existencial.
Con el corazón roto y frustrado por la violencia a la que os enfrentáis y por el creciente número de muertos, os preguntáis si la lucha armada puede ser la mejor respuesta a la represión y brutalidad diarias a las que os enfrentáis.
Reconozco vuestro dolor, rabia y trauma. Sin embargo, os advierto que no debéis seguir el camino de la lucha violenta y os pido que sigáis siendo decididos y disciplinados en la no violencia. Vuestro impresionante movimiento se ha ganado la atención, la solidaridad, la admiración y el apoyo de todo el mundo por su carácter pacífico hasta ahora.
La lucha de Myanmar es ya demasiado larga y sangrienta. No hay soluciones fáciles. El odio no se puede disipar con el odio, sino sólo con el amor; la oscuridad nunca se disipa con la oscuridad, sino sólo con la luz.
Todas las tradiciones religiosas se adhieren a la no violencia porque toda violencia es intrínsecamente mala. La violencia trae consigo más violencia. Condeno incondicionalmente todos los actos de violencia contra civiles desarmados. La vía de la lucha violenta incitará inicialmente a una parte de la población, pero a largo plazo alienará a la mayoría, perdiendo todo el apoyo y la buena voluntad no sólo en casa sino también con la comunidad internacional.
Una vez más, les pido que sean pacíficos y estratégicos para evitar la confrontación y la pérdida de vidas. Sigo apoyando y estando disponible para todos los esfuerzos e intervenciones no violentas y pacíficas. Estoy plenamente comprometido a todos los niveles para reducir la violencia en las calles y para la protección de vidas.
Que Dios os bendiga a todos y cada uno de vosotros.
Cardenal Charles Bo
Arzobispo de Yangon
[Proporcionado por el cardenal Bo]