El cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de la archidiócesis católica de Yangon, ha expresado su angustia tras el ataque a los civiles que se refugiaban en una iglesia de Myanmar.
En su declaración del 25 de mayo, el purpurado expresó: “Con inmensa pena y dolor, hacemos constar nuestra angustia por el ataque contra civiles inocentes que buscaban refugio en la iglesia del Sagrado Corazón, Kayanthayar, Loikaw, la noche del 23 de mayo de 2021. Los actos violentos, que incluyeron el bombardeo continuo con armamento pesado contra un grupo asustado, en su mayoría mujeres y niños, provocaron la trágica muerte de cuatro personas y heridas a más de ocho”.
Los soldados del ejército birmano atacaron la noche del 23 de mayo la aldea de Kayan Tharyar, a siete kilómetros de Loikaw, capital del estado de Kayah, con proyectiles de artillería, con el objetivo de alcanzar a supuestos grupos rebeldes.
Uno de los proyectiles de mortero alcanzó la iglesia, matando al menos a dos mujeres e hiriendo a muchos otros desplazados que habían buscado refugio allí. Así lo informan los jesuitas de Myanmar a la agencia misionera Fides. Los habitantes de Kayan Tharyar, de hecho, creían que la iglesia parroquial sería un “lugar en el que podrían refugiarse de forma segura los que huían de los accidentes y tiroteos en la zona, pero trágicamente no fue así”, cuentan los jesuitas.
La catedral del Sagrado Corazón en Pekhon (a unos 15 km de Loikaw) también fue dañada por los proyectiles de artillería. Los jesuitas condenan estos “atroces crímenes de la manera más enérgica posible” y exigen que “los militares birmanos rindan cuentas de lo sucedido”. Los militares, escriben los religiosos, “deben detener inmediatamente los ataques contra los civiles y las iglesias”. Las bombas han destruido los edificios, reduciéndolos a escombros, con imágenes que recuerdan una clara escena de guerra.
A continuación, sigue el comunicado completo del cardenal Charles Bo.
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Con inmensa pena y dolor, hacemos constar nuestra angustia por el ataque contra civiles inocentes que buscaban refugio en la iglesia del Sagrado Corazón, Kayanthayar, Loikaw, la noche del 23 de mayo de 2021. Los actos violentos, que incluyeron el bombardeo continuo con armamento pesado contra un grupo asustado, en su mayoría mujeres y niños, provocaron la trágica muerte de cuatro personas y heridas a más de ocho. La iglesia sufrió grandes daños, lo que demuestra la intensidad del ataque a un lugar de culto.
El ataque de medianoche hizo que los desventurados huyeran a la selva. El mundo exterior aún desconoce su suerte. Los alimentos, las medicinas y la higiene son necesidades urgentes, pero no hay forma de llegar a ellos. Hay muchos niños y ancianos entre ellos, obligados a pasar hambre y sin ninguna ayuda médica. Es una gran tragedia humanitaria.
Ponemos en conocimiento de todos que los lugares de culto, como bienes culturales de una comunidad, están amparados por protocolos internacionales. Las iglesias, los hospitales y las escuelas están protegidos durante los conflictos a través de los Convenios de La Haya. Aparte de todos los Protocolos, recordemos que la sangre derramada no es la de un enemigo; los que murieron y los que resultaron heridos son los ciudadanos de este país. No estaban armados; estaban dentro de la iglesia para proteger a sus familias. Todos los corazones de este país lloran la muerte de los inocentes. Ahora, cientos mueren; miles se convierten en refugiados y desplazados. Más de 20.000 han sido desplazados en el reciente conflicto de Loikaw.
Esto tiene que parar. Les rogamos a todos ustedes, organizaciones afines, que tengan la amabilidad de no intensificar la guerra. Nuestra gente es pobre, la COVID-19 les robó su sustento, la hambruna acecha a millones, la amenaza de otra ola de COVID-19 es real. El conflicto es una cruel anomalía en este momento. La paz es posible; la paz es el único camino.
Hacemos este llamamiento urgente como grupo de líderes religiosos, no como políticos. Rezamos por la paz en esta gran tierra y esperamos que todos podamos vivir como hermanos y hermanas en esta gran nación.
En oraciones,
+ Cardenal Charles Maung Bo, SDB
Arzobispo, arquidiócesis Católica de Yangon
Presidente de la Conferencia Episcopal de Myanmar (CBCM)