Monseñor Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados del Vaticano, habla sobre los resultados de su visita a Líbano y asegura que se está estudiando la posibilidad de un viaje apostólico del Papa Francisco a este país, cuando sea posible, quizá a finales de año.
Se ha reunido recientemente con los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede para compartir con ellos la experiencia que ha tenido en su reciente viaje al Líbano, del 31 de enero al 4 de febrero de 2022. “Fue una experiencia muy significativa, tanto por el ritmo del programa como por la intensidad de las reuniones: me permitió tocar la realidad del Líbano”, expresó el arzobispo.
Cita con autoridades y líderes religiosos
Según informó ayer, miércoles 9 de febrero, la Oficina de Prensa de la Santa Sede, la reunión en el antiguo Aula del Sínodo del Vaticano se compuso de tres partes diferenciadas: la primera un relato detallado de la visita al país de Oriente Próximo, la segunda reflexiones del prelado sobre los aspectos más importantes, y la tercera un diálogo abierto con preguntas y respuestas.
La visita del arzobispo británico a la República Libanesa ha coincidido con el 75º aniversario de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y el Líbano, los 25 años del Viaje Apostólico de san Juan Pablo II a la nación asiática y el 10º aniversario del de Benedicto XVI, que culminó con la firma y publicación de la Exhortación Apostólica Postsinodal de la Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos.
La agenda del viaje incluyó a los más altos cargos del Estado: El presidente de la República, el general Michel Aoun, el presidente del Parlamento, Nabih Berry y el primer ministro, Najīb Mīqāt. También acudieron el ministro de Asuntos Exteriores, Abdallah Bou Habib, el gran Mufti Sheikh Abdel Latif Deryan, el vicepresidente del Alto Consejo chiíta, Sheikh Ali El Khatib, y el Sheikhat Akl de los drusos, Sheikh Dr. Sami Abi El Mouna, así como patriarcas y obispos católicos y ortodoxos, entre ellos el cardenal Béchara Boutros Raï, patriarca de Antioquía de los Maronitas.
Cercanía con Líbano
Primeramente, Gallagher aseguró la cercanía y las oraciones del Papa Francisco hacia el “colorido mosaico libanés de diferentes religiones, igualmente representado en el orden constitucional”. Del mismo modo, el secretario ha asegurado que se está estudiando la posibilidad de un Viaje Apostólico del Santo Padre al País de los Cedros, deseo expresado en varias ocasiones por el propio Francisco, tan pronto como “las condiciones lo permitan”, quizás incluso para finales de año.
Asimismo, el secretario para las Relaciones con los Estados aportó una sólida señal de cercanía y pluralidad de las reuniones celebradas en una expresión de la voluntad de llegar a todos.
En el Líbano, comentó Gallagher, cada uno tiene su propia perspectiva. Sin embargo, “no hay consenso sobre las soluciones a los problemas” que afronta el país. Las elecciones parlamentarias deberían celebrarse en mayo, un “paso indispensable” para devolver la estabilidad al país y frenar la hemorragia de jóvenes que se marchan en busca de un futuro mejor.
El arzobispo dedicó un pensamiento especial a los jóvenes, tras escuchar sus angustiosos testimonios y ver cómo son, sin embargo, testigos de la esperanza.
El simposio “El Papa Juan Pablo II y el mensaje libanés”, en la Universidad del Espíritu Santo de Kaslik, de la Orden Maronita Libanesa, el encuentro en la Universidad Jesuita San José, y la visita al Centro Juvenil Carlos Acutis de los Lazaristas, permitieron al Obispo de Roma comprobar cómo los jóvenes libaneses son una verdadera riqueza del país, pero también una preocupación por la incertidumbre existencial a la que se ven abocados.
Para ayudar a superar las controversias, Mons. Gallagher insistió en que la Santa Sede está dispuesta a promover un posible diálogo nacional, a condición de que todas las partes implicadas lo soliciten. Entre los temas que se trataron en la parte final de la reunión están la situación de los migrantes y los refugiados, el concepto de neutralidad del Líbano, el diálogo interreligioso y la peligrosa disparidad entre ricos y pobres.
