Misa en San Pedro: Explicación de recientes normas

Nota de su arcipreste, cardenal Mauro Gambetti

Misa San Pedro normas
Misa de la solemnidad del Corpus Christi, 6 junio 2021 © Vatican Media

El cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la basílica de San Pedro, ha redactado una nota para explicar las últimas normas relativas a las celebraciones de la Eucaristía por la mañana en el templo vaticano. Esta ha sido difundida hoy, 22 de junio de 2021, por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

De este modo, el purpurado ofrece algunas consideraciones “útiles para comprender las orientaciones trazadas y para elegir cómo y cuándo vivir la celebración eucarística en la primera franja de la mañana” (de las 7 a las 9) sobre el comunicado emitido por la Secretaría de Estado el pasado 12 de marzo con la intención de que “se desarrollen en un ambiente de recogimiento y decoro litúrgico”. El prelado indica que las nuevas normas se inspiran en dos principios: “ordenar las celebraciones desde el punto de vista de su escansión temporal y su calidad” y “acoger e integrar los deseos particulares y legítimos de los fieles, en la medida de lo posible”.

De acuerdo a las disposiciones, “entre las 7 y las 9 de la mañana los sacerdotes pueden concelebrar en una de las misas programadas en los lugares establecidos”. Asimismo, “se admiten excepciones en cuanto a los lugares de celebración -con motivo de la memoria de un santo cuyos restos se conservan en la basílica- y a la realización simultánea de algunas celebraciones para grupos de peregrinos o en la forma extraordinaria del rito romano”

Acciones litúrgicas no son acciones privadas

“El modo de ordenar las celebraciones matutinas previsto por el comunicado de la Secretaría de Estado constituye una oportunidad para recordar el sentido y el valor de la concelebración eucarística que, como han recordado los Padres en el último Concilio, forma parte del surco de la Tradición de la Iglesia”. Por otra parte, como se afirma en la Sacrosanctum Concilium, “las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia, que es ‘sacramento de la unidad’, es decir, el pueblo santo reunido y ordenado bajo la guía de los obispos”. Por tanto, “siempre que los ritos, cada cual según su naturaleza propia, admitan una celebración comunitaria, con asistencia y participación activa de los fieles,  hay que preferir esta, “en cuanto sea posible, a una celebración individual y casi privada”. Esto vale, sobre todo, “para la celebración de la Misa, quedando siempre a salvo la naturaleza pública y social de toda Misa, y para la administración de los Sacramentos” (SC26-27).

De hecho, se apunta que “la asamblea reunida para la Eucaristía manifiesta plenamente el misterio de la Iglesia, Cuerpo vivo de Cristo”.

Concelebrar, más que oportuno

Por consiguiente “cuando es posible, es más que apropiado que los sacerdotes concelebren, dado que hay una alternancia regular de la presidencia para las concelebraciones que tienen lugar ordinariamente en la basílica de San Pedro”. Lo mismo ocurre “con los fieles individuales y los grupos, que son invitados a participar en la misma misa para que sea expresión de fraternidad y no de particularismos que no reflejan el sentido de comunión eclesial que manifiesta la celebración eucarística”.

En este sentido, “sin restar en absoluto legitimidad a la celebración de la misa por parte de los sacerdotes de forma individual, aunque los fieles no puedan participar,[6] es necesario reconocer el carácter dirimente de la norma que prohíbe celebrar ‘individualmente […] mientras se está concelebrando en la misma iglesia u oratorio’”.

Excepciones y particularidades

El texto recuerda que el Magisterio enseña “que las excepciones a las situaciones en las que se recomienda la concelebración son aquellos casos en los que el beneficio de los fieles no exige ni aconseja lo contrario”


Al mismo tiempo, “no debe subestimarse la importancia de la comprensión del idioma en la liturgia en orden a la caridad (cf. 1 Cor 14) y el valor pastoral que puede tener la celebración de la Eucaristía para un grupo de peregrinos, de acuerdo con los ritos existentes en la Iglesia Católica”.

A todo ello, se añaden algunos elementos característicos de la Basílica Vaticana a que tener “debidamente en cuenta”:”las dimensiones de la basílica de San Pedro y su arquitectura permiten responder a las diferentes necesidades de quienes desean celebrar la Eucaristía en grupo sin superponerse a la concelebración que tiene lugar en los principales lugares litúrgicos; la basílica de San Pedro se caracteriza por el ministerio petrino de la unidad, la misericordia y la ortodoxia de la fe y acoge a peregrinos de todo el mundo”.

Además, “en la franja horaria entre las 7 y las 9 horas, la asistencia a la basílica es numéricamente limitada” y por ello ya se han dado disposiciones “para que se concedan, en la medida de lo posible, las solicitudes de celebración en la franja horaria de 7 a 9 de la mañana por parte de grupos con necesidades especiales y legítimas”. Las peticiones de celebraciones individuales, por su parte, “también pueden ser discernidas caso por caso, sin perjuicio del principio de que todo se desarrolle en un ambiente de recogimiento y decoro, y velando para que lo excepcional no se convierta en ordinario, tergiversando las intenciones y el sentido del Magisterio”.

Por último, es necesario tener en cuenta que “para las celebraciones con el Missale Romanum de 1962 hay que hacer todo lo posible para cumplir los deseos de los fieles y de los sacerdotes, tal como prevé el Motu Proprio Summorum Pontificum”.

“De este modo, confío en que el camino emprendido anime a cada sacerdote y a cada fiel a vivir las celebraciones en San Pedro de un modo cada vez más ordenado a la bondad, la belleza y la verdad”, concluye el cardenal Gambetti.