Los obispos de México llaman a los actores sociales y políticos “a que reconsideren sus prioridades” ante la aprobación de modificaciones en la Constitución y en leyes secundarias en el momento actual.
En un comunicado publicado el 11 de marzo de 2021 por la Conferencia del Episcopado Mexicano, los prelados describen cómo el país atraviesa una “situación crítica la enfermedad y muerte a causa de la pandemia por COVID 19 y el escaso índice de vacunación; la crisis económica que ha detonado desempleo, mayor pobreza y marginación social; el flagelo del crimen organizado que diariamente cobra vidas y dinamita el crecimiento de las regiones; así como el rezago educativo que enfrentan las niñas, niños y jóvenes.
En este contexto, denuncian cómo se pretenden “introducir modificaciones en la Constitución y en leyes secundarias, que abran las puertas a la ampliación de la práctica del aborto, a la restricción del derecho a la libertad de religión, de conciencia y de expresión, a limitar peligrosamente el ejercicio de la patria potestad, a intervenciones biotecnológicas en el ámbito reproductivo, al consumo lúdico de la marihuana, entre otros asuntos más”.
Unión y fraternidad
Ante ello, consideran que “a nadie conviene tener en estos momentos a un México dividido y fracturado por temas que exigen un debate social ordenado, paciente, respetuoso y bien fundamentado”. En momentos como los actuales, continúan “es preciso, trabajar por la fraternidad, la amistad social y la unidad nacional. Recordando que nadie se salva solo, que únicamente es posible salvarse juntos (Fratelli Tutti 32). Igualmente, recuerdan que “este panorama con múltiples frentes, nos obliga a unirnos como país para caminar juntos en la construcción del bien común, así como priorizar los esfuerzos y concentrarnos en lo esencial”.
“Invitamos a todos los hombres y mujeres de nuestra Nación a mirar que hay causas más grandes que nuestras diferencias por las que vale la pena luchar en éste y en los próximos años. No saldremos adelante fracturando a nuestras familias y comunidades sino tendiendo puentes solidarios y fraternos de reconciliación. El tejido social no se reconstruye alimentando espirales de tensión y de presión, sino con compromiso firme a favor de lo esencial, de las verdaderas prioridades de una Nación que se desangra”, concluyen los miembros del episcopado.