Mediterráneo, “santa alianza” de obispos y alcaldes

Presentación de la conferencia de Florencia que será clausurada por el Santo Padre

Rueda de prensa de Presentación de la conferencia de Florencia © mediterraneodipace.it

De un lado los obispos, del otro los alcaldes, una alianza para debatir sobre los mismos temas relacionados con los problemas y el futuro del Mediterráneo. Con el objetivo de llegar a una “carta” compartida que pueda ser implementada en proyectos de colaboración y crecimiento, para ser presentada al Papa Francisco.

Este es, en pocas palabras, el programa de “Mediterráneo frontera de paz 2”, que se celebrará en Florencia del 23 al 27 de febrero. Se ha confirmado la presencia del primer ministro italiano Draghi en la inauguración y del presidente Mattarella en la Misa de clausura.

El encuentro, que es la continuación de la celebrada en Bari hace dos años, pero en la que sólo participaron los obispos, fue presentada en el transcurso de una conferencia de prensa. Estuvieron presentes el cardenal Gualtiero Bassetti, arzobispo de Perugia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), el cardenal Giuseppe Betori, arzobispo de Florencia, y monseñor Antonino Raspanti, obispo de Acireale y vicepresidente de la CEI. Conectado desde Florencia estaba el alcalde Dario Nardella, afectado por la COVID-19.

La sombra de La Pira

De fondo, la figura de Giorgio La Pira, el “alcalde santo”, auténtico punto de referencia de este encuentro que Bassetti definió como una especie de “sínodo del Mediterráneo”. El cardenal también recordó la génesis tanto del anterior encuentro en Bari como del próximo, siempre bajo el impulso del Papa Francisco. “Es necesaria una visión poliédrica para afrontar las diversas crisis en el área mediterránea, como recuerda el Santo Padre. Esta reunión representa una mejora en comparación con la de Bari, donde sólo había obispos”.

¿Por qué los alcaldes? “Pensé que era necesario seguir con el evento de Bari”, contó Bassetti, “pero me atormentaba: ¿cómo?, ¿dónde? El alcalde Nardella me llamó por teléfono y me dijo: “Si invitas a los obispos, ¿por qué no invitas a los alcaldes, para que podamos ampliar la reunión a los responsables más importantes de las ciudades? Llevé la propuesta al Papa, que me miró y me dijo: ‘Si consigues hacerlo, soy feliz’“.

La Pira definió el Mediterráneo como un “gran lago de Tiberíades”. “Considerando esta perspectiva”, dijo Bassetti, “existe un bien común del Mediterráneo, que es un elemento determinante e imprescindible para la paz. Estoy seguro de que, como en Bari, pero ahora aún más, nos introduciremos en la óptica tan querida por el Papa de Fratelli Tutti. La pandemia, la crisis económica, la crisis migratoria, ciudades donde hay escombros de guerras… Los alcaldes y los obispos representan las necesidades de la gente de carne y hueso. Estoy seguro de que juntos desarrollarán deseos y propuestas de vida, bienestar y serenidad espiritual y todos nos sentiremos involucrados”.

El programa

Monseñor Raspanti presentó el programa de las jornadas. El miércoles por la tarde, Bassetti inaugurará los actos, con los saludos del alcalde de Florencia y del primer ministro Draghi. El tema del primer debate será “Ciudades y ciudadanías mediterráneas” y será una especie de hilo conductor. Un tema elegido con los representantes de los obispos mediterráneos, divididos por zonas homogéneas. Obispos y delegados laicos expertos de varias naciones debatirán sobre los derechos y deberes de las comunidades religiosas en la ciudad con el fin de contribuir a la paz. Una “construcción ascendente de la fraternidad y la paz”, expuso Raspanti.

Una “Carta de Florencia”

El sábado, en el Palazzo Vecchio se celebrará una reunión conjunta de obispos y alcaldes “de la que queremos sacar una carta de intenciones común que esperamos discutir y firmar juntos a última hora de la tarde en el Teatro del Maggio de Florencia durante un acto cultural”. Si se alcanza este documento, “el domingo se lo entregaremos al Santo Padre en el Palazzo Vecchio durante el encuentro con los delegados”.


Habrá 62 delegados de los 20 países bañados por el Mediterráneo, pero también otros, como el cardenal Sako de Bagdad, patriarca de los caldeos, que dirige las comunidades del “Mare Nostrum”. Raspanti dio las gracias a los ministros de Sanidad y de Asuntos Exteriores porque, a pesar de las dificultades relacionadas con la pandemia y el green pass, “los alcaldes y los obispos aprovecharán los canales diplomáticos de la sanidad y así podremos dejar entrar a todos”.

Sede simbólica

Los obispos se reunirán en el complejo de S. Maria Novella. Betori explicó: “El antiguo convento ha sido puesto a disposición por el ayuntamiento, que es su propietario. Es significativo porque fue el primer asentamiento de los dominicos en Florencia, hace 800 años, y fue la sede del Consejo de Florencia, el llamado Consejo de la Unión. El patriarca de Constantinopla José II, que murió hacia el final del Concilio, fue enterrado allí. Una simbología muy significativa como lugar de diálogo entre Occidente y Oriente del Mediterráneo”.

La Misa del Papa

El acontecimiento más esperado es, sin duda, la misa que el Papa celebrará el domingo 27 en la Basílica de la Santa Cruz. Podrán asistir 800 personas, entre celebrantes y fieles. Habrá grandes pantallas en la plaza. En condiciones normales, la plaza puede albergar a 12.000 personas, pero debido a las normas de seguridad sólo podrá acoger a una décima parte de ese número: algo más de 1.200. Los privilegiados serán los pobres, los enfermos, los discapacitados, los frágiles y quienes los asisten. Al final de la Misa, el Papa aparecerá en la plaza para el Ángelus.

El trabajo de los alcaldes

El evento, según el alcalde Nardella, completa “el camino iniciado por La Pira”, que invitó a los alcaldes de las grandes capitales del mundo a Florencia en plena Guerra Fría. Esta cumbre “tiene lugar en el momento más crítico de las últimas décadas. La situación es muy grave en Túnez, en Líbano, que atraviesa una crisis económica y social. La desertización de los países del Magreb debido al cambio climático está devastando ciudades y territorios, las muertes se suceden en los intentos desesperados de cruzar el Mediterráneo para encontrar una esperanza de vida en Europa. La reunión es un signo de esperanza y fuerza como nunca antes habíamos visto. Nos encontramos experimentando un nuevo camino.