Ahora que Nacho Cano abre titulares, desde Exaudi, queremos recordar y reconocer la obra que tanta polémica esta levantando.
El musical «Malinche» nos invita a reflexionar sobre cómo corregir los errores históricos, devolver la dignidad y el respeto a una mujer muchas veces maltratada por la tradición. Nacho Cano, exintegrante de Mecano, lo aborda con la mejor música, coreografías impactantes y una escenografía impresionante.
La obra nos recuerda cómo Moctezuma, jefe de los aztecas, predijo la llegada de un nuevo Dios, un ser que traería una nueva era. Ese Dios, llegado con Hernán Cortés, trajo consigo una nueva religión que rechazaba los sacrificios humanos y hablaba de amor, esperanza y misericordia.
Así, Malinche, junto a otras mujeres esclavizadas, vio en el Dios que traían los españoles una ilusión, una esperanza. Se bautizaron libremente, convencidas de que abandonarían la esclavitud, un contraste con los sacrificios forzados en los templos mexicas.
Malinche, vendida por su propio pueblo, se enamoró de Cortés, de esa relación nació Martín, el primer mestizo, símbolo de una nueva raza. El musical resume esta fusión con la frase: «Soy hijo del mezcal, de la espada y del flamenco, puro americano, mexicano y español».
Cano destaca que, en esta historia, no hay vencedores ni vencidos. Del encuentro de dos mundos resultó una nueva raza. «Si es traición elegir el amor, seré la reina de la traición», reconoce orgullosa Malinche en el musical.
La aparición de la Virgen de Guadalupe, no podía faltar. El escenario se llena con la imagen que ella misma nos quiso regalar en la ropa del indio Juan Diego. En ella se subraya esta fusión cultural, con sus manos de diferentes colores simbolizando la unión de dos pueblos. Su presencia embarazada y el símbolo del Nahui Ollin en su vestimenta anuncian el inicio de una nueva era. Ella misma pidió que se le construyera una basílica donde antes se veneraba a la diosa Tonantzin.
Con más de diez años de trabajo por detrás, el resultado de «Malinche» es espectacular. La escenografía recrea templos, selvas, lagos y volcanes, mientras el baile, a cargo de Jesús Carmona y Olga Llorente, desborda arte. La interpretación de la joven Malinche, encarnada por Lucía de la Torre, es conmovedora, y la música de Nacho Cano, insuperable.
«Malinche» es, en última instancia, una reconciliación con la historia, la restauración de la imagen de una mujer que supo mediar entre dos mundos, y, sobre todo, un reconocimiento con el Dios del amor. Este musical, de la mano de Nacho Cano, pronto se estrenará en México, donde, sin duda, la Guadalupana le estará esperando.