Una vez más, se ha celebrado un cumpleaños con sobriedad y solidaridad concreta. Sin tarta, sin velas, pero con la cercanía de lo último, de lo “descartado”. Esta mañana, de hecho, en su 85 cumpleaños, el Papa Francisco ha recibido en el Palacio Apostólico a un primer grupo de una decena de refugiados que llegaron ayer a Italia gracias a un acuerdo entre la Santa Sede, las autoridades italianas y chipriotas, como ya se había anticipado durante el reciente viaje apostólico a Chipre y Grecia.
El grupo de refugiados será apoyado directamente por el Santo Padre, mientras que la Comunidad de Sant’Egidio se encargará de su integración. Así lo ha anunciado recientemente el propio presidente de la Comunidad, Marco Impagliazzo. El programa de integración durará un año,
Un niño: “¡Nos has salvado!”
El Papa acogió a los refugiados en la sala del “tronetto” y escuchó sus historias y las de su viaje desde Congo Brazzaville, la República Democrática del Congo, Camerún, Somalia y Siria. Algunos de ellos son médicos y técnicos informáticos. “¡Nos has salvado!”, dijo emocionado un niño congoleño que se dirigió a él. Francisco les dirigió unas palabras de bienvenida y afecto individualmente, y les agradeció su visita.
Un cuadro como regalo
Deseándole “larga vida y buena salud” en su cumpleaños, los refugiados regalaron al Pontífice un cuadro de un refugiado afgano que representa a los migrantes que intentan cruzar el mar Mediterráneo.
Durante el encuentro, el Papa Francisco preguntó por una niña que conoció en el campo de refugiados de Mavrouni, en Lesbos, durante su último viaje a Grecia. La niña llegará a Italia en los próximos días junto con su familia para recibir tratamiento. Tras una foto juntos, el Santo Padre saludó al grupo de refugiados y pidió a todos que rezaran por él.