Cada 11 de febrero, fiesta de la Virgen de Lourdes, la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Enfermo. Este año lleva por lema ‘En esperanza fuimos salvados’. María tiene 38 años, trabaja en el hospital desde 2012 y en cuidados paliativos desde 2014.
Aunque es de Linares ha hecho de Alcorcón su lugar de residencia. Ella vive especialmente este día dedicado a los enfermos.
¿Qué es lo más duro de él?
Lo más duro probablemente sea trabajar muy cerca del sufrimiento de las personas y de la muerte ya que nuestro papel es aliviar en medida de lo posible todo lo que dificulta de alguna manera el poder vivir un final de una manera digna con buen control de los síntomas y otras esferas que puedan verse alteradas en esta etapa. En paliativos consideramos la muerte como un proceso natural de la vida y procuramos hacernos presente en todo aquello que pueda ser de ayuda.
¿Qué significa para ti la Jornada Mundial del Enfermo?
Es una llamada a todas las personas a dar luz en las enfermos y promover la compasión hacia la implicacion con aquellos que más lo necesitan, mostrando la importancia del servicio a través del acompañamiento, el cuidado y el voluntariado.
Jesús se hace muy presente en la vulnerabilidad y muestra cercanía y acompañamiento aquellos que lo necesitan, por lo tanto los cristianos, como seguidores de Cristo, estamos también llamados a este servicio, cada uno desde sus circunstancia.
¿Cómo ayudas a la Pastoral de la Salud?
Trabajo en coordinación con ellos y con los capellanes del hospital. El acompañamiento espiritual entra dentro de la atención integral del cuidado paliativo y para eso es imprescindible trabajar en equipo con el pastoral de la salud. Así como el abordaje social se debe hacer a través de los trabajadores sociales.
¿En tú acercamiento a la fe ha tenido que ver algo precisamente tu trabajo?
No se si ha tenido que ver y si son mis pacientes los que me han llevado, en parte, a buscar a Dios, pero lo que si sé es que a reconocerlo y a vivir en comunión con Él, tienen que ver cada día, cada uno de mis pacientes, sus familias y las personas con las que trabajo. Por lo tanto, esta mirada si que ha cambiado bastante la manera en la que cuidarlos, acompañarlos y sostenerlos. El reconocer que Dios te ha encomendado la misión de estar ahí en esos momentos tan difíciles hace que viva mi trabajo con intensidad y con servicio a pesar de ser mi profesión.
¿Qué es lo que más necesitan los enfermos de la Iglesia?
Acogida, acompañamiento, amor incondicional, reconciliación, por parte de todas las personas que formamos la iglesia y de los Sacerdotes además de la cercania de poder seguir viviendo de Cristo a pesar de las dificultades que puedan tener por su enfermedad, es importante hacer accesible para ellos los sacramentos y guiarles espiritualmente en el final de la vida para así dar descanso en todas las angustias que en nuestra sociedad conlleva la propia muerte.
¿Cómo animarías a otros a ser voluntarios?
De hecho procuro hacerlo y en la parroquia animo a personas a que acompañen a aquellos qué más lo necesitan, para mí es un regalo poder estar cerca de ellos y por eso quiero ese regalo para todos, son los que nos enseñan a vivir y si vives completamente alejado de la muerte puedes no ser consciente de la finitud de nuestro paso por la tierra.
¿Vas a vivir esta Jornada de una forma especial?
La vivo con fe de que Dios no nos abandona nunca a ninguno de los que cuidamos ni de los que han que ser cuidados. Que siempre nos tiende la mano y que a través de la cultura paliativa es posible concienciar de la importancia de acompañar a los enfermos. Además de poner en marcha una iniciativa preciosa como Redpaliativa que a traves de redes sociales busca llegar a las personas el mensaje de la compasión, el acompañamiento y el final de la vida sin escapar del sufrimiento.