Los buenos modales están de absoluta actualidad

Elegancia y Caridad en la Vida Cotidiana

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Para hablar de buenos modales hace falta partir del hecho de que papá y mamá están en lo correcto cada vez que les dicen a sus hijos: «Siéntate bien, quita los codos de la mesa, mantén la boca cerrada mientras comes…» Estos pequeños detalles no solo los están moldeando para desenvolverse con elegancia, sino que están dotándolos de habilidades que muchas personas valoran más de lo que ellos podrían imaginar.

Sin embargo, el protocolo, los buenos modales y la urbanidad van más allá de eso, ya que solo cobran sentido si se practican desde la bondad y la compasión. Solo tienen sentido si se busca la caridad.

Tenemos que querer utilizar estas normas para hacer de este mundo un lugar más acogedor para quienes nos rodean. En cambio, si realizamos estas prácticas porque nos hacen sentir superiores a aquellos que no las conocen, entonces caemos en el error de despojarlas de su esencia.
Los buenos modales son un medio para alcanzar un fin noble: la caridad. Si los convertimos en un fin en sí mismos, los vaciamos de su verdadero significado. Seremos los catetos del Cielo, que nos quedamos con el envoltorio y tiramos el caramelo.

Además, la elegancia y el buen trato tienen más que ver con nuestra forma de ser que con nuestro estatus. Se trata de saber escuchar, ser comprensivos, mostrar empatía, no criticar, y todo esto nada tiene que ver con las marcas de ropa que vestimos.

Este curso, compartí con la Fundación CEU San Pablo un taller con familias para repasar juntos los buenos modales y la urbanidad.

Para hablar de modales, debemos empezar reconociendo que papá y mamá tienen razón cada vez que le dicen a sus hijos: «Siéntate bien, quita los codos de la mesa, mastica con la boca cerrada…». Estos detalles no solo los están formando para comportarse con elegancia, sino que les brindan habilidades que otros valorarán más de lo que ellos imaginan.

Sin embargo, el protocolo, los buenos modales y la urbanidad solo cobran verdadero sentido cuando se practican con bondad y compasión, ya que su objetivo debe ser la caridad.

Debemos desear usar estas normas para hacer del mundo un lugar más agradable para quienes nos rodean. Si, en cambio, las utilizamos para sentirnos superiores a quienes no las conocen, estaremos fallando en su esencia. Estaremos tirando el chicle y quedándonos con él envoltorio.


Los buenos modales deben de estar basados en la caridad. Si los consideramos un fin en sí mismos, perderán su verdadero significado.

Además, la verdadera elegancia tiene más que ver con nuestra actitud que con nuestro estatus. Consiste en saber escuchar, ser empáticos, mostrar comprensión, y evitar críticas. Y nada de esto depende de la ropa que usamos.

Con esto en mente, ahora que comienza el curso, es un buen momento para recordar las normas de urbanidad en la mesa, ya sea como anfitriones o invitados. Que el deseo de crear un ambiente agradable para nuestros seres queridos nos ayude a mantener el respeto y la cordialidad en cada encuentro familiar.

Un consejo práctico: imprime un sencillo esquema sobre cómo se debe colocar la mesa y colócalo en el armario de la vajilla. De esta forma, tus hijos no tendrán excusa para no hacerlo bien.

Y, si en algún momento dudamos, pensemos: ¿cómo lo haría Ella? Seguramente, la Virgen María priorizaría la caridad por encima de los modales. Si con eso lograba que la persona frente a ella se sintiera más cómoda, no dudaría en hacer pequeños sacrificios. Que nuestra vida esté siempre orientada hacia su ejemplo.

*Bajo el nombre de «The Bluestone Hause», (Blue: por el azul de María, stone: porque es nuestra roca, Hause: porque queremos pertenecer a los suyos, ser de la mejor casa) podéis encontrar el manual del taller de protocolo y modales para toda la familia.

Un taller  que puedes pedir para tú colegio, club o parroquia: mailinstagram