Las seis hermanas de la Congregación de Santa Ana secuestradas el 19 de enero en Puerto Príncipe (Haití) han sido liberadas. También han sido liberadas las demás personas que las acompañaban y que fueron tomadas como rehenes por hombres armados que habían bloqueado el autobús en el que viajaban y que, según informan los medios locales, habían exigido un rescate de 3,5 millones. La confirmación de la liberación llegó a los medios vaticanos a través del arzobispo metropolitano de la capital haitiana, Max Leroys Mesidor, presidente de la Conferencia Episcopal local, quien expresó su alegría por la noticia y agradeció a todos los que habían prestado atención y ofrecido su apoyo en esta situación: «¡Damos gracias a Dios! Gracias por vuestro apoyo».
El llamamiento del Papa en el Ángelus
En el Ángelus del pasado domingo, 21 de enero, el Papa hizo un «sentido» llamamiento desde la ventana del Palacio Apostólico por la liberación de las seis religiosas y por los dramas que vive la isla: «Rezo por la armonía social en el país y hago un llamamiento a todos para que se ponga fin a la violencia que tanto sufrimiento está causando a esa querida población», dijo el Pontífice.
Las palabras de monseñor Dumas
A la sentida petición del Papa siguió la de monseñor Pierre-André Dumas, obispo de Anse-à-Veau-Miragoâne y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, quien, a través de los micrófonos de Radio Vaticana, había hecho saber que quería ofrecerse como rehén a cambio de las monjas. «Secuestrar a mujeres que dedican su vida a salvar a los pobres y a los jóvenes es un gesto que verá el juicio de Dios», añadió el prelado, estigmatizando el secuestro, que se une a los numerosos episodios de violencia que hieren la faz del país.
En una nota difundida hoy, Dumas también dio gracias al Señor por la liberación de los ocho rehenes: «Este acontecimiento traumático -escribió- ha puesto una vez más a prueba nuestra fe, pero ésta permanece inquebrantable. Hemos ‘clamado’ a Dios, continúa, y ‘Él nos ha hecho fuertes en nuestras pruebas y ha devuelto a nuestros cautivos a la libertad. Ha convertido los corazones endurecidos y liberará a Haití de todo mal, para que todos sus hijos conozcan la alegría de una libertad inestimable». La Iglesia sigue comprometida con el advenimiento de una era de justicia y de paz en Haití».
La Iglesia haitiana en oración
La propia Iglesia católica haitiana organizó ayer, 24 de enero, una jornada de oración, meditación y adoración eucarística por las monjas y todos los secuestrados. «¡Que dejen de pisotear la dignidad inalienable de los hijos de Dios!», escribían en una nota conjunta el arzobispo Mesidor y el padre Morachel Bonhomme, presidente de la Conferencia de Religiosos de Haití, invitando a todos los fieles haitianos a «organizar una cadena de oraciones incesantes» por la liberación de los secuestrados. Hoy, pues, la buena noticia de la liberación.