Hablaron a Dios de su hija adolescente y su vida cambió
La historia de Inma y sus padres es un testimonio poderoso para todas las familias que enfrentan los desafíos de la adolescencia. Con fe y oración, lograron transformar una etapa de crisis en una oportunidad de gracia.
Inma creció en un hogar donde vivir con presencia de Dios era parte de la vida cotidiana: se rezaba el Santo Rosario, se hablaba de los santos…Sin embargo, al llegar a la adolescencia, comenzó a cuestionar lo que había aprendido. «Pensaba que todo lo que mis padres decidían estaba mal y busqué un camino opuesto», relata.
Durante ese periodo, Inma se alejó de la fe y se sumergió en amistades y conductas que afectaron su bienestar. Luchó contra trastornos alimenticios, problemas laborales y una profunda tristeza tras la muerte de un ser querido. Todo esto deterioró su relación con sus padres, quienes decidieron responder de una manera inesperada: guardaron silencio y acudieron a Dios en oración.
«Hablar más a Dios sobre mí»
Inma recuerda un momento clave: una madrugada, al regresar de una fiesta, encontró a su madre preparándose para asistir a Misa. Al preguntarle qué hacía, su madre respondió: «Alguien tiene que suplir las Misas a las que tú no estás yendo». Esa respuesta la marcó profundamente.
Sus padres habían comenzado a asistir a Misa diaria y a orar intensamente por ella. Sin sermones ni reproches, su fe y perseverancia abrieron el camino para que Inma reflexionara sobre su vida.
Finalmente, sus padres la animaron a realizar un viaje a Medjugorje, que resultó ser un punto de inflexión. Allí experimentó el amor y la misericordia divina, lo que la ayudó a reconciliarse consigo misma y con su fe.
«Sentí que la Virgen me abrazaba y pude perdonarme a mí misma», cuenta Inma. También en ese viaje conoció al hombre que se convertiría en su esposo y padre de sus tres hijos.
El testimonio de Inma demuestra que las oraciones de los padres son un recurso invaluable para las familias. En lugar de discursos o confrontaciones, la fuerza de la oración y el silencio transformaron su vida.
«Hablar más a Dios sobre los hijos, que a los hijos sobre Dios», concluye Inma, invitando a los padres a confiar en la fuerza de la fe para superar las dificultades.