Empezaré el presente artículo, con un par de preguntas simples:
¿Es la solidaridad un valor o una virtud? Si fuera un valor, ¿la puedo transformar en virtud? Y para responder estas dos preguntas, refresquemos los conceptos asociados a valor y virtud.
Valor.- Es una cualidad o idea que se considera importante en una sociedad, pues está asociada a las creencias y principios de ésta.
Virtud.- Es la disposición de una persona para actuar de acuerdo a ideales asociados al bien, la verdad, la justicia, entre otras cosas.
De estas definiciones, podemos concluir entonces, que los valores en general están en un plano abstracto y que cuándo personalizamos los mismos pasan inmediatamente a convertirse en virtudes.
Nuestro querido Perú, por diferentes razones y motivos tiene una serie de problemas y dificultades, en las que todos sin excepción alguna estamos llamados a ser parte de la solución. Hace más de seis décadas, John F. Kennedy, dijo “No pienses qué puede hacer tu país por ti. Piensa qué puedes hacer tú por tu país”.
Todos somos conscientes, de las necesidades en diferentes frentes de otros muchos peruanos y eso nos debe generar un deseo genuino de compartir sus inquietudes, intereses y necesidades reales para aminorar las mismas, sin esperar nada a cambio, sólo así convertiremos, el valor de la solidaridad en la virtud personal de la solidaridad.
Hoy, tenemos diversas iniciativas, por mencionar algunas, desde el sector privado..
- Peruanos por Peruanos.
- Empresarios por la educación.
- Es Hoy.
- Capitalismo Consciente.
- Caritas Perú.
- Asociación de las Bienaventuranzas.
- Techo para mi país.
- Proyecto Hogar, etc.
Esto a propósito del evangelio de este domingo, donde en una parte, Juan le dice a Jesús: Maestro hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedirlo porque no es de los nuestros. A lo que Jesús responde: no se lo impidan… porque el que no está contra nosotros, está con nosotros…”
Paso a compartir breves experiencias vividas por nuestra familia tanto en Perú como en Argentina, donde estamos viviendo desde hace poco tiempo, por ejemplo: voluntariado en actividades asociadas a Navidad es Jesús, apoyo en Proyecto Hogar (construcción de casas de material pre fabricado), Apoyo al Albergue Inspira, apoyo en el refuerzo de Matemáticas en una villa 31 acá en Buenos Aires, entre otras más. La idea de compartir estas experiencias no es para obtener un aplauso efímero, es simplemente tangibilizar que si tienes ganas y voluntad, puedes poner en práctica la solidaridad y de paso agradecer por lo que tu tienes.
Sumemos a cualquiera de estas iniciativas y otras más que de seguro existen y hacen cosas extraordinarias, por nuestros compatriotas menos favorecidos. Necesitamos que a través de la solidaridad se pueda desplegar la bandera del bien común.
A continuación traigo algunos pensamientos que nos podrían llevar a NO tomar acción.
- No es de mi grupo (trabajo, estudio, club, etc.).
- Es que son personas, que piensan y actúan diferente a mí.
- ¡Es que no son GCU!.. (gente como uno).
Los invito a abrirse a la oportunidad de interactuar con personas diferentes, que tienen otra vivencia, experiencia, enfoque al problema a resolver, etc.. Es fácil, claro que NO, cuesta y mucho… pero quién dijo que las cosas buenas son sencillas…! Les aseguro que ahí aprenderán aún más en todo lo asociado al respeto mutuo y la búsqueda del bien común a través de la solidaridad.
Concluyo parafraseando lo dicho por Keneddy… “No pienses qué puede hacer otra persona por ti. Piensa qué puedes hacer tú por ella, pero llévalo a la acción concreta.” Y esto puede ser a través del voluntariado, donaciones puntuales e inclusive algún programa tipo padrinazgo.
Entonces.. ¡Estás listo para salir al encuentro de otras personas, buscar el bien común y remar contra corriente!