La Sabiduría y la Virtud: Reflexiones para una Vida Plena

Descubre cómo la sabiduría y la virtud pueden guiar tus decisiones y acciones hacia una vida más plena y significativa

En nuestras vidas, a menudo nos encontramos en encrucijadas donde sabemos claramente qué debemos hacer, pero nos falta la fuerza o el coraje para actuar. Como decía un filósofo cuyo nombre ahora no recuerdo, «la sabiduría consiste en saber cuál es el siguiente paso y la virtud en llevarlo a cabo». Esta frase nos invita a reflexionar sobre la importancia de no quedarnos a mitad del camino.

A veces, la sabiduría es un don del Espíritu Santo. Sabemos qué es lo que tenemos que hacer, pero no siempre encontramos la fuerza para hacerlo. Muchas personas confiesan conocer el camino correcto, pero les falta el empuje necesario. «Padre, sé lo que tengo que hacer, pero no lo hago. No tengo fuerzas, no me he dado el tiempo», es una frase común que revela una verdad preocupante.

La Jerarquía de las Acciones

Existen diversos grados de importancia en las acciones que debemos realizar. Algunas cosas no son inmediatas ni necesarias, mientras que otras son cruciales y obligatorias. Por ejemplo, dejar a una persona que no nos conviene es algo que debería ser inmediato, pero muchas veces falta la fuerza para hacerlo. La situación se vuelve aún más grave cuando se trata de adicciones o comportamientos autodestructivos, como el abuso de sustancias o frecuentar lugares que nos perjudican.

Proyectos y Metas a Largo Plazo

Por otro lado, hay proyectos que son bonitos y beneficiosos, pero que requieren tiempo y dedicación. Aprender un nuevo idioma, invertir en la educación de nuestros hijos o simplemente compartir más tiempo en familia son ejemplos de metas que, aunque no son inmediatas, tienen un impacto profundo en nuestras vidas. Estos proyectos requieren planificación y esfuerzo continuo.

La Virtud de la Acción

La sabiduría es saber lo que se tiene que hacer, pero la virtud es la fuerza que necesitamos para realizarlo. No debemos quedarnos a la mitad del camino. Es esencial hacer un examen de conciencia y desarrollar un proyecto de vida y familia. Preguntémonos hasta dónde queremos llegar con nuestros seres queridos, qué nivel de unión y desarrollo deseamos alcanzar.

Prioridades y Ejemplos Concretos

Es vital discernir qué acciones son inmediatas y cuáles pueden realizarse con el tiempo. Por ejemplo, planificar un viaje en familia puede ser una excelente oportunidad para fortalecer los lazos, algo que puede lograrse en un corto período. Sin embargo, enseñar a nuestros hijos un nuevo idioma o motivarlos a desarrollar habilidades artísticas y deportivas son proyectos que requieren años de dedicación.


Al final del día, es esencial tener claridad sobre nuestros objetivos y contar con la virtud para alcanzarlos. Hagamos todo el bien que podamos y confiemos en que Dios nos dará la fuerza necesaria para seguir adelante.

La vida está llena de decisiones y acciones que moldean nuestro futuro. La sabiduría nos guía en el camino correcto, pero es la virtud la que nos impulsa a actuar. No te quedes a la mitad del camino. Planifica, actúa y confía en que Dios te bendecirá siempre.

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