La ruptura de Kirill no pone en crisis el camino ecuménico

La unidad cristiana avanza a pesar de las dificultades políticas

El ecumenismo no está en crisis, aunque la Iglesia Ortodoxa Rusa del patriarca Kirill proyecte una densa sombra al romper relaciones. Este es un problema de índole política y no teológica, mientras que otras 15 confesiones cristianas de Oriente continúan su camino ecuménico. Entre primado y sinodalidad no deben existir contraposiciones; no se busca un compromiso entre las diferentes confesiones, sino que se sientan las bases para una vida común y de unidad cristiana.

Estas fueron algunas de las respuestas dadas el jueves 10 de octubre a los periodistas reunidos en la Sala de Prensa de la Santa Sede, durante el briefing sobre el desarrollo del sínodo de los obispos, que se llevará a cabo hasta el 27 de este mes y que hoy tendrá una vigilia ecuménica.

El tema central de esta conferencia fue la unidad de los cristianos, con ponentes de diversas confesiones, comenzando con el cardenal Kurt Koch, seguido por el metropolita ortodoxo Job Gretcha, el obispo anglicano Marin Warner y la pastora menonita Anne Cathy Graber.

Lo que se está haciendo, explicó el cardenal Koch, incansable defensor de la unidad de los cristianos, “demuestra que no hay una crisis del ecumenismo, sino diferentes desafíos que enfrenta”, aunque “la ruptura que ha provocado el patriarca Kirill con Constantinopla es muy triste. Compartimos esta tristeza con los ortodoxos”, pero es necesario “distinguir estas posiciones del camino en curso”.

Su eminencia, en el esfuerzo de construir puentes y entendimiento mutuo, recordó además que “hay una comisión mixta, en la que participan 15 Iglesias ortodoxas, que desean continuar este diálogo, con la esperanza de crear un futuro mejor y de preparar juntos una asamblea plenaria”.

Sobre este tema intervino, hablando en francés, el metropolita ortodoxo Job Gretcha, quien considera que, aunque es cierta la preocupación existente por algunas actitudes del patriarca Kirill de Moscú, subraya que se trata “solo de posiciones políticas y no teológicas. Las políticas cambian, pero la Iglesia de Cristo permanece. Y el diálogo entre la Iglesia Ortodoxa y la Católica es un diálogo puramente teológico con el fin de dar bases sólidas al futuro”.

Sobre la relación entre primado petrino y sinodalidad, el cardenal Koch citó el histórico Documento de Rávena, aclarando que “podemos afirmar que sinodalidad y primado no están en contraposición, es más: uno no existe sin el otro y viceversa”, añadiendo que la discusión sobre el primado “no es una oposición, sino una oportunidad para discutir y encontrar un punto de encuentro”, en “todos los niveles de la Iglesia, local, regional y universal”. Por lo tanto, “sin primado no hay sinodalidad y sin sinodalidad no hay primado”.

Para el cardenal Koch, es significativo que haya más presencia de delegados fraternales en esta sesión respecto a la anterior, como su participación en la vigilia ecuménica promovida para hoy viernes 11 en colaboración con Taizé, en un lugar fuertemente simbólico de la Ciudad Eterna: la plaza de los Protomártires Romanos. “Aquí la tradición sitúa el martirio de Pedro. Para recordarnos que la santidad es el camino más seguro hacia la unidad”, dijo.

En la vigilia se centrarán dos textos conciliares cuyo 60º aniversario se celebra: la constitución dogmática Lumen gentium y el Decreto sobre el ecumenismo Unitatis redintegratio. Documentos que han dado forma a la comprensión que la Iglesia tiene de sí misma y de su relación con las otras comunidades cristianas.


Retomando el tema de los frutos del ecumenismo, el prefecto del Dicasterio para la promoción de la unidad de los cristianos recordó que el diálogo bilateral “avanza desde hace 20 años con éxito, no solo para acercarnos y reconciliarnos, sino porque puede dar frutos en la vida interna de cada Iglesia”. Esto significa que “no se busca solo un compromiso entre las Iglesias, sino que se sientan las bases para una vida común y de unidad cristiana”.

Respondiendo a las preguntas de la prensa, el cardenal suizo destacó que “está en curso un movimiento, no hay ninguna pausa en nuestro camino”, porque “el movimiento ecuménico se realiza caminando juntos, orando juntos y colaborando juntos”.

Además, argumentó de manera particular: “Jesús mismo no ordena la unidad de los cristianos, sino que ora por ella: ¿qué podemos hacer nosotros mejor que orar para que se realice como un don del Espíritu Santo?”.

En este sentido, la reverenda Graber, quien se mostró agradecida por el hecho de que una pequeña Iglesia como la suya haya sido invitada al sínodo, subrayó la importancia de los pequeños gestos de reconciliación.

Por su parte, el obispo anglicano Marin Warner, dirigiéndose a los periodistas en inglés, destacó que “a diferencia de las sesiones sinodales anglicanas, las católicas se caracterizan por la oración y el silencio, y sobre todo no son legislativas”. Estos factores, para el primado anglicano, favorecen “un espacio protegido, donde abrir los corazones unos a otros, en la conversación del Espíritu, para mirar de manera creativa y valiente los desafíos de este siglo”.

El Documento de Rávena

Constitución dogmática Lumen gentium

Decreto sobre el ecumenismo Unitatis redintegratio