El sacerdote Antonio Ducay ofrece a los lectores de Exaudi este testimonio titulado “La primera plata para los míos”, sobre la importancia que tiene la familia, incluido en el libro Desde la Calle. Relatos que no olvidaré: “Qué buen invento tuvo Dios con la familia. Lo que viven los niños en casa, dura siempre”.
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Tomé un taxi y pronto entramos en confianza:
-¿Puedo preguntarle si el auto es suyo?
-Es alquilado. Los primeros sesenta soles para mi casa. Quiero asegurar el día a día de mi familia, es algo que tienen derecho. Luego, pagar el alquiler del carro y si algún día no alcanzó, queda para el siguiente. Al principio el dueño se molestaba, luego lo entendió. Ya llevo así más de dos años y va bien.
-Vi que tenía ganas de conversar y no dije nada. Enseguida siguió:
– Los domingos trabajo un rato y luego paseo con mi esposa y mis hijos. Ellos deciden donde vamos.
-Interesante. Me gusta la idea. ¿Siempre deciden bien?
-Alguna vez no les hacemos caso, pero casi siempre vamos donde dicen. Lo pasan bien ellos y nosotros.
Cuando bajé, se me ocurrió pensar qué buen invento tuvo Dios con la familia. Lo que viven los niños en casa, dura siempre. Y la paz que trasmitía el taxista creo que se la debía a su familia.
El Papa Francisco nos habla con frecuencia de la familia. Y una de las cosas que aconseja es que haya tres palabras: “por favor,” “gracias” y “perdón.”
En la familia hay confianza, nos dice el Papa, pero eso no nos da derecho a entrar así no más en la vida del otro. Por eso, hay que pedir permiso, hay que respetar su espacio, pedir las cosas “por favor.”
La segunda palabra es “gracias”. Que no hagamos una civilización de malas maneras, como si eso fuese un signo de espontaneidad y de libertad. Quizá las generaciones anteriores han sido más formales y esta es más informal. No pasa nada. Son modos que cambian con los tiempos, pero eso no quita una cualidad humana de siempre que es ser agradecidos. Hay muchas formas de expresar gracias: con las palabras o las actitudes.
Cuenta el Papa que, en Buenos Aires, escuchó a una señora anciana, de ambiente muy sencillo, decir: “la gratitud es una planta que crece solo en almas nobles”. Y que a él le sirvió toda su vida. Agradecer, decir gracias no es una fórmula, es un sentimiento del corazón. Las personas de menor cultura lo agradecen más, porque quizás no oyeron esa palabra cuando más la necesitaban.