Recientemente, durante un bautizo, un hombre se acercó para comentarme algo curioso sobre la ceremonia. Él era el padrino y me dijo que había prestado atención a una palabra inusual que utilicé: «efeta». Esta palabra, que significa «Ábrete», tiene un trasfondo profundo y está relacionada con un milagro de Jesús que resuena en nuestras vidas.
El Milagro del Sordomudo
En el Evangelio, se presenta a un hombre sordo y tartamudo al que Jesús sanó de una manera muy singular. Antes de realizar el milagro, Jesús eleva la vista al cielo, buscando la aprobación de su Padre. Esto nos recuerda que en nuestras peticiones y acciones, es fundamental alinearnos con la voluntad divina. Jesús tocó los labios y los oídos del hombre, y al pronunciar «efeta», le devolvió no solo el habla, sino también la capacidad de escuchar y comunicarse. Este acto no solo representa la sanación física, sino una renovación completa de la vida del hombre.
La Importancia de «Efeta»
Es interesante que la palabra «efeta» se mantuviera en arameo, el idioma original de Jesús. A diferencia de otras frases que se tradujeron, esta palabra quedó intacta, lo que indica su importancia. Al decir «Ábrete», Jesús no solo abría los oídos y la boca del hombre, sino que también nos invita a nosotros a abrirnos a Su mensaje y Su amor.
Un Mensaje para Todos
Hoy, aunque no seamos sordos o mudos, también enfrentamos barreras que nos impiden escuchar y hablar de Dios en nuestras vidas. La Escritura nos recuerda que debemos ser receptivos, no solo a las palabras que se nos dicen, sino también a la belleza y la verdad que nos rodean. A menudo, nos dejamos llevar por vanidades y críticas, y nos olvidamos de lo que realmente importa: el amor y la gracia de Dios.
Ceguera, Sordera y Mutismo Selectivo
Invito a todos a practicar un «mutismo selectivo». Ceguera y sordera hacia lo negativo, las críticas destructivas y las distracciones que no aportan a nuestra vida espiritual. En cambio, debemos abrir nuestros corazones y nuestras voces para compartir el amor de Dios con quienes nos rodean, comenzando por nuestra familia.
Un Llamado a la Acción
Así que, cuando escuches la palabra «efeta», recuerda que es un llamado a abrirte a la palabra de Dios y a vivir tu fe de manera activa. Habla de Dios a tus hijos y a todos aquellos que Dios ponga en tu camino. No se trata de sermonear, sino de ser un testimonio viviente del amor y la gracia divina.
Finalmente, como sacerdote, mi deseo es que todos nos comprometamos a hacer el bien y a vivir en amor.
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