La “extrema unción” de la ciencia

La mayoría de católicos mueren huérfanos de sacramentos

Extrema unción ciencia
Persona enferma © Pexels. Kampus. Production

El sacerdote y psicoterapeuta Alfons Gea ofrece este artículo titulado “La ‘extrema unción’ de la ciencia” en el que reflexiona sobre el relegamiento actual de la Extrema Unción y la casi nula práctica del Viático como sacramentos del final.

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A raíz de la lectura de la narración de la muerte de un familiar, escrita por la protagonista de la despedida final, una popular humorista presentadora de reality show, donde explica las bondades de hablar con el moribundo totalmente sedado e inconsciente, algunos pacientes de los que recibo en consulta manifiestan su angustia al creer que su familiar que fallleció sin permiso y sin saber lo mucho que le querían puesto que en los últimos momentos no le hablaron o no estaban presentes en el momento de la partida.

Es curioso cómo se pretende afirmar en el libro que un cerebro dañado por la enfermedad y además con una sedación paliativa pueda escuchar y entender. Sabemos no solo por la fisiología de la mente, sino por el testimonio de tantos que han despertado de un coma inducido que es necesario que la conciencia tenga una cierta actividad para procesar la información, ordenarla y recordarla.

Se cree y afirma sin ningún rigor que la paz del que se va depende de la despedida auricular.

Casualmente en esta misma semana, he tratado a la hija de un fallecido recientemente, catedrática de Derecho de una de las universidades más importantes de Barcelona, que vino a manifestarme su asombro ante la afirmación semejante a lo descrito, por parte del equipo multidisciplinar del equipo de atención paliativa. Debía decir al oído de su padre – sordo antes de la enfermedad – que marchara en paz, puesto que llevaba días agonizando y no moría. En esos momentos, me decía les hice caso a pesar de que soy una persona muy racional. El papá no solo no murió, sino que más bien recuperó tono vital alargando su vida durante casi un mes. Y me preguntaba la profesora que cómo era posible que unos profesionales sanitarios hiciesen esas afirmaciones que más bien podían encuadrarse dentro una acción espiritual no contrastada, según su propia experiencia, con un método científico.


Contrasta el auge de estas despedidas con el relegamiento de la Extrema Unción y la casi nula práctica del Viático como sacramentos del final. La mayoría de católicos mueren huérfanos de sacramentos. Parece ser que la acción divina y el sacrificio de Jesucristo muerto en la cruz y resucitado venciendo el pecado y la muerte no pueden competir con la potencia salvadora de los deseos puramente humanos que se manifiestan al oído del moribundo. Quizás porque se mira más y se da más importancia al desaparecer de este mundo en paz, maquillando la muerte como algo inexistente, que a la vida eterna, que comporta someterse a la voluntad divina.

Humanamente la cercanía del familiar o persona vinculada seguro que tiene un valor y además proporciona un bienestar o pacificación a los que quedan. Todo vale para paliar el sufrimiento. Pero dar carta de científico a algo que no es contrastable y que pertenece más al ámbito espiritual, aunque sin Dios, es si más no una falsedad o una credulidad de la cual dicen que huyen los no creyentes, que por lo visto necesitan inventarse una liturgia laica.

Videos de Alfons Gea en Youtube:

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