La elegancia de servir
Becas con alma en la Universidad de Navarra

En un mundo que a menudo olvida el valor del servicio discreto, un grupo de alumnas de la Universidad de Navarra brilla con una entrega silenciosa pero poderosa. Son las becadas de los centros de estudios y trabajo, jóvenes que compatibilizan sus carreras con el cuidado de la vida cotidiana en los colegios mayores. Este fin de semana recibieron un merecido reconocimiento.
Este fin de semana se impusieron las becas más representativas de la Universidad de Navarra, las más emblemáticas. Se trata de las becas de los centros de estudios y trabajo, donde las alumnas compatibilizan sus estudios universitarios con tareas administrativas en colegios mayores.
Estas jóvenes han aprendido a trabajar con discreción, a salir de marcha un domingo por la noche y estar de pie al día siguiente para cubrir un turno por la mañana. Tienen que limpiar ventanas por dentro y por fuera, aunque sepan que en media hora va a llover.
Han comprendido que el detalle más pequeño puede cambiarlo todo.
No se limitan a cumplir una tarea: están transformando el día a día de quienes las rodean, sirviendo la vida de los demás.
Y todo esto es posible gracias a mujeres extraordinarias como María Giner, que han dedicado su vida a ayudar a los demás y a enseñar —con alegría, elegancia y fe— que servir también es un camino hacia la felicidad. Mujeres que han formado generaciones, mostrándoles que cuidar un hogar, con generosidad y entrega, es una vocación profundamente humana y cristiana.
En Harry Potter, en El Señor de los Anillos, en Bethania, se habla continuamente de la importancia del hogar, de la casa. Y estas jóvenes han logrado que miles de alumnos en el campus se sientan como en casa, porque ellas están detrás, sosteniéndolo todo con su trabajo silencioso.
Están acostumbradas a ser corregidas con discreción, con prudencia y con una sonrisa. Especialistas, y quizá las mejores, en esa excelencia que se mide por la eficacia de ser buenas personas.