El nuevo prefecto del Dicasterio para la doctrina de la Fe, cardenal Víctor Manuel Fernández, presentó el nuevo texto que aborda los temas que atentan a la dignidad humana como el aborto, la trata de personas o la ideología de género.
Dignitas Infinita, recuerda los principios fundamentales y los supuestos teóricos para ofrecer aclaraciones sobre el término dignidad.
La dignidad humana es la misma para todas las personas y es un pilar fundamental de la enseñanza cristiana.
Unas condiciones de orden económico, social, jurídico, político y cultural, constituyen una exigencia para el recto ejercicio de la libertad. El respeto a la dignidad humana es la clave.
Dignitas Infinita es un texto que se ha tardado en elaborar cinco años. Un período normal por la participación de numerosos expertos de los temas y por el relevo en el Prefecto del Dicasterio.
Está aprobado por el Papa y se presenta como una oportunidad para la iglesia de aclarar situaciones que surgen en torno a la dignidad humana y de abordar cuestiones concretas, graves y urgentes, relacionadas con ella.
El documento sobre la dignidad humana tiene su motivo por la celebración del 75º aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos y también por la profunda crisis moral que vivimos en esta época y que produce equívocos sobre la misma.
Dignitas Infinita fundamenta la dignidad humana en el misterio de la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios, hasta alcanzar la divinidad de Cristo.
La dignidad pertenece a cada persona humana y proviene del amor del Creador. Sin Dios el hombre pierde su dignidad y su humanidad.
Se destaca la evolución de la enseñanza pontificia sobre el tema de la dignidad humana.
La Doctrina de la fe considera inaceptable la ideología que separa género y sexo.
No se puede separar la moral de la persona, de la moral social. La justicia, la paz, la moral familiar son inherentes a toda vida humana.
Las violaciones más graves de la dignidad humana son:
- la pobreza,
- la guerra,
- la dignidad de los inmigrantes,
- la trata de personas,
- los abusos sexuales,
- el aborto,
- la violencia contra la mujer,
- la maternidad subrogada,
- la eutanasia,
- la ideología de género,
- el cambio de sexo.
Toda operación de cambio de sexo atenta contra la dignidad única que la persona ha recibido desde la concepción.
El cuerpo humano participa de la dignidad de la persona, especialmente en su condición sexual.
Juan Andrés Segura – Colaborador de Enraizados