La Asamblea Eclesial es un ejemplo para la Iglesia y la humanidad. Presentamos aquí la entrevista a Austen Ivereigh hecha por Enrique Soros. Ivereigh es periodista, escritor y comentarista. Reside en el Reino Unido y es conocido por sus libros sobre y con el Papa Francisco, traducidos a numerosos idiomas, y por su actividad en los medios de comunicación sobre temas referentes a la Iglesia Católica.
En la misma el entrevistado analiza la sinodalidad vivida en la Asamblea Eclesial de América Latina en la Ciudad de México -20-28 de noviembre 2021-, ubicándola en el contexto de la Iglesia universal. También ofrece pensamientos sobre el libro que escribió con el Papa Francisco: Soñemos Juntos.
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¿Qué es para usted esta Asamblea Eclesial?
Creo que el mundo entero está mirando esta Asamblea Eclesial aquí en México porque es un ejemplo de cómo puede ser la Iglesia en el futuro cuando se invita al pueblo de Dios a participar en las decisiones que le afectan y cuando se le invita a ser discípulos misioneros para anunciar a Jesucristo y, al mismo tiempo, anunciar que hay relaciones que la Iglesia representa; relaciones de respeto y de escucha que es parte del anuncio.
La Asamblea Eclesial es un ejemplo para la Iglesia y la humanidad
O sea, para mí, la Asamblea Eclesial no es solo un ejemplo de cómo puede ser la Iglesia, sino también una lección para toda la humanidad; una humanidad que suele estar polarizada y atascada a menudo en divisiones y posiciones. Así que, tal vez, la sinodalidad ofrezca a todo el mundo un camino, una manera diferente de pensar, una manera más grande de pensar que nos permita trabajar juntos.
Creo que lo importante sobre esta asamblea es darse cuenta que la gente no está aquí discutiendo la doctrina de la Iglesia o cambiando las estructuras de la Iglesia. Se les ha pedido escuchar el clamor del pueblo de Dios, entender lo que realmente está pasando en la vida de la gente, reunirse para reflexionar sobre lo que han escuchado y ayudar a los obispos a elaborar las prioridades pastorales, de modo que los laicos en este proceso son sujetos del proceso, son sujetos activos del discernimiento y eso es lo que hace que esta asamblea sea única, diferente de cualquier sínodo o, de hecho, de cualquier otro tipo de reunión de la Iglesia en la que haya estado.
Se percibe en el aire, se percibe aquí, por lo que dice la gente, que se sienten intensamente implicados en el futuro de la Iglesia, y eso es algo maravilloso porque, cuando la gente se siente reconocida y escuchada, cuando siente que está participando genuinamente, entonces es cuando se responsabiliza también de ser discípulos misioneros para llevar el mensaje de Jesucristo al mundo.
¿En qué punto nos encontramos en la Iglesia?
Esta Asamblea Eclesial es un pequeño paso, es el primer paso que la Iglesia en cualquier parte del mundo ha dado hacia una Iglesia sinodal, donde el pueblo de Dios participa activamente en las decisiones que se toman en la Iglesia. Así que se puede decir que ha sido un proceso muy limitado.
Cuando hay sinodalidad se comparten las decisiones, lo cual compromete
Hemos aprendido muchas lecciones esta semana. Las cosas no siempre han ido bien, pero una cosa que realmente me llama la atención es que los católicos de a pie, laicos, religiosos, quienes sean, quieren formar parte de los procesos de toma de decisiones de la Iglesia, quieren ser discernidores, si se quiere; quieren estar abiertos al Espíritu Santo, quieren ayudar a la Iglesia a ser la Iglesia y eso es muy importante porque creo que cuando la gente se siente involucrada, se siente comprometida, entonces, por supuesto, tenemos una Iglesia en salida. Tenemos una Iglesia evangelizadora en la que la gente realmente acepta que la igualdad de los bautizados significa que son responsables también de evangelizar la sociedad en la que vivimos.
Ya tenemos la doctrina de la Iglesia. ¿Para qué se necesita la sinodalidad si lo tenemos todo escrito?
En el Concilio Vaticano II se nos pide que leamos los signos de los tiempos. La Iglesia siempre proclama su mensaje en un contexto, en un contexto social y cultural, y a cada generación le corresponde mirar el tiempo en el que vive, la sociedad en la que vive y preguntarse: ¿Qué nos pide el Espíritu Santo? ¿Cómo tenemos que cambiar para evangelizar estas circunstancias?
La sinodalidad consiste en preguntarse qué nos pide el Espíritu Santo
Y esa pregunta: ¿Qué nos pide el Espíritu Santo?, es la pregunta sinodal. Cada sínodo comienza con esa pregunta y eso es lo que hemos comenzado aquí esta semana en la Ciudad de México y ha sido fascinante, estimulante, y hasta muy divertido. Hay vida aquí, hay vida real aquí y alegría porque la gente se siente partícipe de la Iglesia y eso es algo grandioso.
Cuéntenos de Soñemos Juntos -Let us dream-, el libro que escribió con el Papa Francisco…
Poco después de que comenzara el cierre en marzo de 2020, escribí al Papa Francisco y le dije: “Creo que este podría ser el momento de escribir un libro en el que explique cómo podemos salir mejor de esta crisis. ¿Cuál es el proceso? ¿Cómo nos convertimos? ¿Cómo cambiamos para salir mejor de esta crisis?” Aceptó mi invitación y hemos elaborado un libro. Se llama Soñemos Juntos. El camino a un futuro mejor. Se publicó en diciembre de 2020 y es un libro corto. Se puede leer en una sesión, probablemente en unas tres horas, y realmente te ayuda.
Es una guía espiritual para la humanidad en un tiempo de turbulencia y prueba que nos permite observar el mundo en el que vivimos, ver con los ojos de un discípulo misionero, elegir los caminos de Dios y darnos cuenta de dónde estamos siendo tentados a alejarnos de ellos y tomar acciones, proponer acciones que nos ayuden a conducirnos a un futuro mejor.
¿Qué tiene de diferente este libro respecto a otros?
Vamos a ver qué está sucediendo en medio de la pandemia, veamos dónde actúa Dios. Lo que es completamente único en Soñemos Juntos es que es la primera vez que un papa se dirige a la humanidad en un momento de crisis mundial específicamente sobre esa crisis y lo que hace es que efectivamente se sienta contigo, el lector, y te dice: Vamos, hablemos, vamos a hablar de esto, vamos a ver lo que está sucediendo, dónde está actuando Dios, donde está el contrario, el enemigo de Dios activo.
¿Cómo aprendemos a distinguir entre esas dos cosas? ¿Y qué se nos pide que hagamos? ¿Cuál es la acción que debe seguirse de ese discernimiento? Así que, si quieres, es un manual de orientación espiritual, de discernimiento para la humanidad en un momento muy difícil que nos permite navegar por la crisis y salir de ella mejor, abriéndonos a la gracia y al Espíritu Santo.
El mayor riesgo en cualquier crisis, ya sea personal o mundial, es que nos encerremos en nosotros mismos, que empecemos a añorar el pasado o que nos refugiemos en la abstracción. Lo que el Papa nos invita a hacer en Soñemos Juntos es a mirar el mundo concretamente, ver lo que ocurre con los ojos del discípulo misionero, con el corazón del Buen Pastor. ¿Dónde está el sufrimiento? ¿Dónde está el dolor? ¿Dónde nos habla Dios a través de todo esto? y aprender a buscar esas señales para elegir efectivamente los caminos de Dios y construir, así, un futuro mejor.
Transcripción de la entrevista original en inglés: Maribel Acaron, Puerto Rico