Juan Pablo I, reliquia descubierta

El próximo domingo 4 de septiembre de 2022, el Papa Francisco presidirá la misa con la ceremonia de beatificación de Juan Pablo I. La Plaza de San Pedro ya está preparada para la ceremonia, con el cuadro aún velado del artista chino Yan Zhang colgado de la logia de la Basílica. El acto fue presentado hoy por el cardenal Beniamino Stella, prefecto emérito de la Congregación del Clero, postulador de la causa, que conoció a Luciani como seminarista y sacerdote. También se presentó la reliquia que se llevará al Pontífice durante la celebración, un escrito autógrafo de Albino Luciani.

Un proceso cuesta arriba

Stella recorrió la historia de la causa de beatificación de Luciani. A pesar de la solicitud de apertura del proceso por parte de 226 obispos de la Conferencia Episcopal Brasileña, el 1 de junio de 1990, demostrando la amplia y creciente fama de santidad, la Congregación para las Causas de los Santos negó la autorización, “ya que las causas relativas a otros Papas ya estaban en curso”. El punto de inflexión llegó en 2002, cuando el obispo salesiano de Belluno-Feltre, monseñor Vincenzo Savio, obtuvo el permiso para iniciar el proceso en Belluno, la diócesis natal de Luciani, y no en Roma.

La investigación comenzó el 22 de noviembre de 2003 y se cerró el 10 de noviembre de 2006. El juicio diocesano constó de 203 sesiones, durante las cuales -en las sedes episcopales de Belluno, Vittorio Veneto, Venecia y Roma- se examinaron 167 testigos. Fundamental fue también la fase complementaria que comenzó en 2007, dirigida por la vicepostuladora, Stefania Falasca, en la Sede Patriarcal de Venecia, para integrar la investigación de las fuentes con la adquisición de más documentación, en particular los papeles del Archivo Privado de Albino Luciani.

Testigo de Benedicto XVI

Entre los testigos del juicio, también el Papa Benedicto XVI, un hecho excepcional “por su hasta ahora singularidad histórica, ya que es la primera vez que un Papa da un testimonio de visu sobre otro Papa, y el de Sor Margherita Marin, que vivió con Juan Pablo I durante un mes junto a las otras tres hermanas que cuidaban el piso papal”.

“Diecinueve años de trabajo: la causa del Papa Luciani, aunque se abrió 25 años después de su muerte, no fue ni más larga que otras, ni más corta y fácil que otras, para que fuera Pontífice de la Iglesia. Ha sido una investigación sin descuentos: precisa, concienzuda, escrupulosa, realizada con un método histórico-crítico”, subrayó Stella.

Recuerdo del Cardenal Stella

Conoció a Luciani “personalmente como seminarista y luego como sacerdote. Fue mi obispo y tengo el mejor recuerdo de él: hombre de oración asidua y profunda, de escucha atenta y capaz de apoyo humano y espiritual, como pastor de sacerdotes y del pueblo de Dios, culto y preparado como maestro de la fe y buen comunicador de la Palabra de Dios, amigo y hermano de los sacerdotes, visitador de los enfermos e incomparable catequista. Destacaría tres características de Luciani: un sacerdote que rezaba, que vivía mal y que se sentía bien con la gente”.

Precisamente sobre la pobreza, contó que “mi madre solía citar a Monseñor Luciani a veces, para decir que el sacerdote no debería tener cuentas bancarias ni talonarios de cheques. Creo que se lo había oído decir en las visitas y reuniones periódicas de padres en el seminario. La santidad de la vida cristiana de Juan Pablo I es la que se vive en la humildad y la entrega diaria a la Iglesia y al prójimo, inspirada en las virtudes teologales”. “La santidad del Papa Luciani es importante para la Iglesia y para el mundo de hoy, porque a través de su ejemplo se nos llama a volver al corazón de la vida cristiana: a la humildad y a la bondad de quien sabe reconocerse como pecador necesitado de misericordia, de quien quiere servir a los demás con dedicación generosa y buenas obras, anunciando la alegría del Evangelio”

Luciani nos enseñó, a través de su testimonio de obispo que apreciaba la dimensión universal de la Iglesia, la importancia del amor generoso y la obediencia incondicional al Sucesor de Pedro, así como el gran valor de la unidad y la comunión episcopal», concluyó Stella.

La reliquia de Juan Pablo I

Stefania Falasca, vicepresidenta de la Fundación Juan Pablo I, se detuvo en los papeles de Luciani, sobre los que ha realizado un enorme trabajo. Gracias a la cual se ha reconstruido la vida de Luciani. Precisamente por la importancia de esta documentación, la reliquia será un escrito autógrafo, con contenido espiritual. “Nos lo pidió la Congregación, de forma un tanto sorprendente, y entre los papeles de Luciani encontramos un esquema, una pequeña hoja amarillenta de unos diez centímetros, con una reflexión espiritual sobre las tres virtudes teologales que entonces recuerda el magisterio de las audiencias generales del Pontífice. Es también un emblema de su espiritualidad, que tiene como programa de su pontificado. La nota está fechada en el 56, pero hay añadidos a lápiz que demuestran que era un trabajo en curso”.

El relicario de Juan Pablo I irá a Belluno

Don Davide Fiocco, sacerdote de Belluno-Feltre, explicó la importancia de la beatificación para la diócesis y habló del relicario, “diseñado y realizado por el escultor Franco Murer, artista de Falcade, paisano de Albino Luciani”. “Altamente simbólico” fue la elección de los materiales: una piedra recogida en el fondo del valle de Canale d’Agordo para la base, superada por la representación de una cruz tallada en una pieza de madera, obtenida de los choques de la tormenta Vaia (octubre de 2018). “La sencillez de la realización da el debido protagonismo a la escritura autógrafa del futuro Beato, enmarcada en el símbolo cristiano por excelencia, la Cruz. Tras la beatificación, la reliquia y el relicario se conservarán en la catedral de Belluno”.

El domingo será “el obispo Renato Marangoni quien formulará la petición de beatificación, en nombre de la diócesis que fue actriz de la Causa”. El domingo 11 de septiembre se celebrará la fiesta de acción de gracias en la plaza de su pueblo natal, Canale d’Agordo. Estará presidida por el Patriarca de Venecia con los obispos de Belluno-Feltre y Vittorio Veneto a su lado.

El hacedor de milagros

La niña que se salvó milagrosamente por intercesión de Juan Pablo I no estará el domingo en la Plaza de San Pedro. De hecho, se rompió el pie en el gimnasio y no está en condiciones de viajar. Cándida, que tenía 11 años en el momento de su recuperación, y su madre Roxana Sosa enviaron un mensaje de saludo en vídeo a la rueda de prensa.