Rami y Rita son dos de los miles de iraquíes cristianos que huyeron de Karamlesh a Erbil alrededor del 6 de agosto de 2014 por la invasión de ISIS (Estado Islámico), cuando el cuerpo terrorista arrasó la Llanura de Nínive y miles de familias tuvieron que huir, dejando todo a trás para salvar sus vidas. Siete años después, tras la liberación de Karamlesh, los dos jóvenes han vuelto a su tierra natal.
Según informa Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) en una nota, ISIS impuso su régimen de terror en Karamlesh, que fue una base importante en su lucha contra los combatientes kurdos, la peshmerga, y las fuerzas iraquíes. La iglesia de San Adday fue quemada, la sacristía destruida y el cementerio vandalizado. Las casas de la ciudad alojaron a combatientes del Estado Islámico y estaban conectadas entre ellas por túneles y agujeros en las paredes. El jardín de infancia fue utilizado como fábrica de armas.
Rami y Rita
ACN ilustra que Rami fue el primero en volver a Karemlesh con su familia. Esta fue una de las poblaciones que más rápido empezó a retomar vida. Pronto las cruces fueron devueltas a las cúpulas de algunas de las principales iglesias. Se reconstruyeron las carreteras, las escuelas y las iglesias. Al poco tiempo, también regresó Rita. Progresivamente, la vida volvió al pueblo. Abrieron tiendas, incluidas dos barberías y una panadería.
“La gente de aquí es muy amable y pacífica. Por eso, nunca sospechamos que pudiera ocurrirnos algo tan terrible. ISIS convirtió nuestros hogares en instalaciones militares. La iglesia de Santa Bárbara se convirtió en su cuartel general” explica Rami. Casi la mitad de las familias han regresado, aunque en muchas de ellas algunos de sus miembros se han quedado en la capital o han emigrado del país, por lo que sólo un tercio de los habitantes han retornado a Karamlesh.
Rami y Rita han dado un paso más y han cumplido lo que hace siete años parecía imposible, cuando tuvieron que dejarlo todo y huir, viviendo como desplazados primero y teniendo que recomenzar de cero después: quedarse y formar una nueva familia: «Nuestra vida no está exenta de riesgos y la vida no se detiene, haya o no riesgos. Tenemos que seguir adelante», expresa Rami a la fundación.
Fue la primera pareja que celebró su matrimonio en el Centro Caldeo de San José. El centro se utilizaba para múltiples actividades antes de la llegada de los yihadistas: bodas, velatorios, conferencias, películas, debates, exposiciones, actividades juveniles y mucho más. También las familias de muchos pueblos de los alrededores y de la minoría étnica y religiosa shabak (chabaquí) que vive en Karamlesh lo utilizaban para sus celebraciones.
ISIS había dejado el edificio muy dañado: los techos, el sistema de ventilación, las instalaciones sanitarias, la electricidad, la fontanería, la cocina y el sistema telefónico… todo estaba inutilizable. Había paredes rotas en los pisos superiores porque servían a los yihadistas para disparar sobre la llanura que se extiende.
Con la ayuda de los benefactores de la fundación ACN todo eso ha pasado a ser un “antes de”. Rami y Rita pudieron inaugurar el Centro de San José y celebrar su matrimonio en su tierra natal, aquella que habían perdido y han vuelto a recuperar. Las danzas y los bailes tradicionales iraquíes se mezclan durante la celebración con los brindis de jóvenes y mayores. Siete años después de que el miedo y la muerte tomara Karamlesh, nueva vida y esperanza están echando raíces.
“En la pared de la iglesia escribieron: ‘No habrá más cristianismo en Irak’. Pero no lo consiguieron. Gracias a Dios, los católicos iraquíes hemos vuelto,” acalra Rami.