Viaje a Irak: El Papa visita Qaraqosh

Iglesia de la Inmaculada Concepción

Irak Papa Qaraqosh
Irak Papa Qaraqosh

Hoy, 7 de marzo de 2020, tras la oración por las víctimas de la guerra en Mosul, el Papa Francisco se ha trasladado a Qaraqosh, Irak, para mantener un encuentro con la comunidad cristiana de este lugar en la iglesia de la Inmaculada Concepción.

A lo largo del mismo, el Santo Padre escuchó los mensajes y testimonios de esta comunidad cristiana tan afectada por el terrorismo islámico, pronunció un discurso, rezó el Ángelus, firmó en el libro de honor del templo y participó en el intercambio de regalos. Además, Francisco entregó al obispo de Mosul, Mons. Yohanna Butros Mouché, Sidra, el Libro Sagrado de Liturgia de los siglos XIV – XV de la ciudad santa para los cristianos iraquíes de la Llanura de Nínive.

Encuentro en la iglesia

Tras llegar a Qaraqosh en helicóptero, el Papa se trasladó en coche a la iglesia de la Inmaculada Concepción. A la entrada de la misma, el Sucesor de Pedro fue acogido por Su Beatitud Ignace Youssif III Younan, patriarca de Antioquía de los Sirios, por el arzobispo y el párroco, que le ofrecieron el crucifijo y el agua bendita para la aspersión.

El Pontífice recibió una ofrenda floral por parte de dos niños, que fue colocada en el altar, frente al Sagrario. Acompañados por la bienvenida de los fieles, recorrieron la iglesia.

Saludo y testimonios

El discurso del Santo Padre fue introducido por el saludo del patriarca Sirio Católico y los testimonios de Doha Sabah Abdallah, cristiana laica, y el padre Ammar Yako, vicario general de la archidiócesis siria de Mosul.

Doha contó cómo el ISIS acabó con la vida de su hijo, su primo y una joven vecina. La muerte de estos tres inocentes sirvió para advertir a la ciudad y provocó que todos salieran antes de la llegada del Estado Islámico. Siguiendo el ejemplo de Jesús, la mujer trata de perdonar a sus agresores. Por su parte, el padre Ammar Yako habló del éxodo en 2014 por la llegada del ISIS y la experiencia de los desplazados. A pesar de vivir tres años fuera de su tierra, el pastor reconoce que el Señor no les ha abandonado y ha permitido el milagro de volver a ella.

Perdón y gratitud

En sus palabras, el Obispo de Roma afirmó que ha encomendado a la Virgen María “el renacer de esta ciudad” y recordó que en este proceso “¡No están solos! Toda la Iglesia está con ustedes, por medio de la oración y la caridad concreta. Y en esta región muchos les han abierto las puertas en los momentos de necesidad”.

También resaltó la importancia del perdón, del que habló Doha, pues “es necesario para permanecer en el amor, para permanecer cristianos” y la gratitud, a pesar de las dificultades, expresada por el padre Ammar: “Demos gracias a Dios por sus dones y pidámosle que conceda paz, perdón y fraternidad a esta tierra y a su gente. No nos cansemos de rezar por la conversión de los corazones y por el triunfo de una cultura de la vida, de la reconciliación y del amor fraterno (…)”.

Ángelus, regalos y firma en el libro de honor

Al final del encuentro, el Papa Francisco dirigió el rezo del Ángelus y firmó en el libro de honor de la iglesia con el siguiente mensaje: “Desde esta iglesia destruida y reconstruida, símbolo de la esperanza de Qaraqosh y de todo Irak, pido a Dios, por intercesión de la Virgen María, el don de la paz”.


También se produjo el intercambio de regalos, en el que Francisco entregó un elegante icono de la Virgen Hodegetria de Smolensk. Se trata de una pieza de producción moderna, con fondo de pan de plata, copia de dicha venerada y milagrosa advocación, que según la antigua tradición fue pintada por el propio san Lucas evangelista para la comunidad cristiana de Antioquía.

Finalmente, el Sucesor de Pedro salió del templo saludando a las personas congregadas a su paso. Tras despedirse del patriarca y del arzobispo, se trasladó en coche al Seminario Patriarcal de San Pedro en Erbil, donde tuvo un almuerzo privado.

Entrega de manuscrito

Según informa la Federación de Organismos Cristianos Servicio Internacional de Voluntariado (FOCSIV), el Papa también entregó a Mons. Yohanna Butros Mouché Sidra, el Libro Sagrado de la liturgia de la ciudad santa del siglo XIV-XV para los cristianos iraquíes de la Llanura de Nínive.

El manuscrito, transcrito en caracteres siríacos, recoge las oraciones litúrgicas que deben rezarse en arameo entre las fiestas de Pascua y de la Santa Cruz. Este texto sobrevivió a la furia iconoclasta y anticristiana de los hombres del ISIS, que desde 2014 hasta marzo de 2017 ocuparon y devastaron aquellas tierras, gracias al esfuerzo de los sacerdotes, que poco antes de huir de la ciudad lo emparedaron junto a otros volúmenes antiguos en un sótano.

Liberada Qaraqosh, estos preciados libros, entre los que se encuentra Sidra, fueron resguardados temporalmente en un almacén de Erbil y custodiados por los sacerdotes, fue filmado por las cámaras de Laura Aprati y Marco Bova en enero de 2017, en esos días en el Kurdistán para realizar un documental junto a FOCSIV.

Para que pudiera ser restaurado por el Instituto Central de Patología de Archivos y Libros (ICPAL), Mons. Yohanna Butros Mouché lo entregó a los voluntarios de la FOCSIV, que lo llevaron a Italia. En este país, se presentó en la Feria del Libro de Turín de 2017 como emblema de las miles de personas que escaparon de los horrores de la guerra y de las milicias yihadistas, de ese proceso de aniquilación de personas, destrucción de territorios enteros y “genocidio cultural” que pretendía acabar con la milenaria presencia cristiana de esa zona.

Qaraqosh

Qaraqosh, que ahora cuenta con 35.000 habitantes, es la principal ciudad cristiana del país. En el verano de 2014 (cuando había 50.000 habitantes) fue invadida por milicianos del autodenominado Estado Islámico, que destruyeron sus casas, devastaron las iglesias, la biblioteca y otros edificios importantes y provocó que miles de cristianos tuvieran que abandonar sus hogares.

La iglesia de la Inmaculada fue vandalizada, profananada e incendiada en agosto de ese mismo año. En 2016, tras la liberación del Estado Islámico, el edificio volvió a ser un lugar sagrado y se comenzó a reconstruir en 2020. Organizaciones caritativas cristianas y asociaciones internacionales han intentado en los últimos años llevar a cabo la reconstrucción de lo destruido. La ayuda de la Iglesia y de la comunidad internacional para reconstruir el centro urbano ha permitido ahora regresar a cerca del 46% de los que vivían en la ciudad antes de la invasión del Estado Islámico en agosto de 2014.