“Hacen falta programas, iniciativas que favorezcan la inclusión”, dice Francisco en la edición del mes de diciembre de El Video del Papa en el cual llama a rezar por las personas con discapacidad. A través de la Red Mundial de Oración del Papa, el Santo Padre pide “para que las personas con discapacidad estén en el centro de la atención de la sociedad, y que las instituciones promuevan programas de inclusión que potencien su participación activa”.
Esta intención de oración coincide con el mes en el que la ONU estableció el Día Internacional de las Personas con Discapacidad (3 de diciembre) con el objetivo de promover sus derechos y bienestar. El Papa Francisco insiste en el concepto de «capacidades diferentes» para subrayar la gran contribución que puede aportar a la sociedad, la plena inclusión y valorización de los más frágiles.
Así lo atestiguan las imágenes que acompañan sus palabras: historias diferentes, unidas por la capacidad de potenciar el talento de las personas con discapacidad. Desde los atletas paralímpicos que desafían con éxito sus propios límites en las diversas competiciones internacionales, hasta los amigos de la Comunidad de Sant’Egidio que pintan obras de arte o sirven en las mesas de una trattoria; desde el jesuita con discapacidad visual, teólogo en Australia, hasta la monja con síndrome de down comprometida en Lourdes, que participaron en la Asamblea General del Sínodo y que se cuentan en la campaña #IamChurch del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. El Vídeo del Papa de este mes -realizado en colaboración con el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral- es un canto a la vida misma, así como una llamada a cambiar nuestra forma de pensar.
La sociedad y la Iglesia
En el mundo actual, denuncia Francisco, algunas personas con discapacidad “sufren rechazo, basado en la ignorancia o basado en los prejuicios, que los convierte en marginados”. Por tanto, es hora de “cambiar un poco nuestra mentalidad para abrirnos a las aportaciones y abrirnos a los talentos de esas personas con capacidades diferentes, tanto en la sociedad como dentro de la vida eclesial”. El Papa pide a las instituciones civiles que apoyen los proyectos de las personas discapacitadas “con el acceso a la educación, al empleo y a los espacios donde se expresa la creatividad” y con “iniciativas que favorezcan la inclusión”. A la Iglesia, no limitarse a “eliminar las barreras físicas, sino también asumir que hemos de dejar de hablar de ‘ellos’ y pasar a hablar de ‘nosotros’”. A todos, pues, reitera que “hacen falta corazones grandes que quieran acompañar”.
Una mirada más profunda
El Cardenal Michael Czerny, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, a propósito del video del Santo Padre para el mes de diciembre, añade: «La invitación del Papa a acoger a las personas con discapacidad en la vida de la Iglesia y de la sociedad es una gran ayuda para reconocer el misterio que es cada persona. Jesús se encontró con personas marcadas por la fragilidad física, psíquica y espiritual, y en ellas vio belleza y promesa. Así, percibieron en Él el misterio divino, sintieron la presencia de Aquel que salva, de Aquel que es Padre. En un mundo donde la productividad parece ser más importante que el ser humano y la belleza se estandariza dentro de cánones comerciales, la comunidad cristiana que reza gana una mirada más profunda y libre. La Iglesia no niega a nadie la participación, la Palabra y los Sacramentos, pero comparte con cada persona el camino adecuado. Nuestras sociedades, a menudo poco inclusivas, necesitan un compromiso común y concreto para que, siguiendo el ejemplo de Jesús, se respete la dignidad de todos y crezca la fraternidad».
La inclusión, la roca sobre la que debemos construir
El Padre Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, refuerza la invitación de Francisco: “El foco de la intención de oración del Papa de este mes es promover la participación activa de las personas con discapacidad, construyendo programas e iniciativas para que nadie quede excluido, para que sean apoyados, acogidos, integrados y reconocidos por la sociedad. Es lo que hacía Jesús, acogía a todos y con él nadie se sentía excluido. Lo sabemos, pero tenemos dificultad a vivirlo, por eso necesitamos rezar, pues pide un cambio de mentalidad, de mirada, empezando por la nuestra. Es así, nos dice el Papa, que podremos ‘abrirnos a las aportaciones y a los talentos de esas personas con capacidades diferentes, tanto en la sociedad como dentro de la vida eclesial’”.